Paola Palomares se encontraba por iniciar su cuarto año de residencia en cirugía torácica en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) cuando denunció ante las autoridades una amenaza de muerte por parte de un compañero de menor jerarquía, identificado como Gustavo “N”. En lugar de recibir protección, la doctora fue despedida sin explicación formal y con actas manipuladas que la calificaban con reprobación, pese a sus evaluaciones previas satisfactorias.
“Ya sabíamos todos en el INER los antecedentes que él tenía, que lo habían corrido previamente de otro hospital por conductas aberrantes y violentas, sobre todo hacia las mujeres”, afirmó Palomares en entrevista para Animal Político. Según su testimonio, Gustavo había mostrado comportamientos intimidatorios hacia varias compañeras, sin que las autoridades tomaran medidas.
El punto de quiebre llegó en septiembre de 2024. “Me dice: ‘sí, pero si la sigo hasta este punto del hospital, nadie se dará cuenta cuando la estrangule’”, relató Paola sobre la amenaza directa. Tras consultar con colegas, decidió presentar una queja formal respaldada por otras doctoras que también habían sido víctimas del mismo residente.
No obstante, el caso fue ignorado por la Dirección de Enseñanza, y la remitieron al Comité de Ética, donde solo le aconsejaron acercarse a la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).
Falsificación de actas y amenazas institucionales
En febrero de 2025, al concluir su tercer año de residencia, Paola recibió sus calificaciones con varios bloques reprobados. Al revisar sus actas, descubrió que el INER había registrado rúbricas falsas, diferentes a las emitidas por sus profesores. A pesar de solicitar una revisión formal, fue notificada de su baja inmediata, sin derecho a réplica.
A través de su cuenta de TikTok, Paola ha hecho pública su situación:
“Me acerqué a las autoridades del instituto, enseñanza, nunca me ayudaron... da la impresión de que protegen a este sujeto que es sumamente agresivo”.
Según denunció, el hospital incluso hostiga a los profesores que la calificaron favorablemente y amenaza a otros residentes para evitar nuevas quejas. “Tú vas a ser un ejemplo, tú vas a ser la primera a la que van a correr y después van a correr a muchos más”, le habría dicho un profesor adjunto.
El caso de Paola ha generado eco en otros médicos en formación que han vivido situaciones similares. “Me han escrito compañeros de Chihuahua, de Tabasco, de Querétaro… que también han pasado por abusos de poder, amenazas, bajas injustificadas con calificaciones inventadas”.
Llamado a la acción: “Queremos terminar lo que empezamos”
Paola exige que las autoridades sanitarias federales investiguen los abusos en los hospitales sede de residencias médicas. “Lo único que queremos los compañeros que me han contactado y yo, es que se nos reubique para poder terminar. No quiero regresar al INER. Sufrí mucho ahí. La salud mental es más importante”.
De esta manera, Paola Palomares no sólo lucha por continuar su formación como cirujana torácica, sino también por visibilizar un patrón de violencia institucional y de género que, según ella, permanece impune en varios centros médicos del país.
En el último video que publicó en su perfil de Tiktok, la doctora denunció que el instituto está buscando que Gustavo “N” renuncie " ¿y yo me pregunto por qué no lo corren?“, cuestionó Palomares.