La ministra de Educación, Karin Prien, propone limitar la proporción de niños inmigrantes en las escuelas alemanas. Su propuesta genera tanto apoyo como críticas y nuevas propuestas para resolver desafíos.Sabine Schwarz (nombre cambiado por la redacción) se enteró de la idea de la ministra de Educación, Karin Prien, a través de una amiga.
Pensó que era una broma pesada. Una cuota de inmigrantes en las escuelas alemanas sería un "modelo concebible", sugirió Prien, pero habría que observar otros países "para ver si termina siendo del 30 o el 40 por ciento".
Si hay una persona que podría sentirse atraída por la idea es justo Schwarz, directora de una escuela primaria, con casi 350 alumnos, en Renania del Norte-Westfalia; más del 80 por ciento de ellos son de origen migrante.
Pero cree que la ministra "no ha tenido en cuenta la política de vivienda ni la forma de pensar de la gente, ni tiene idea de cómo es la situación real en algunos barrios", dice Schwarz a DW.
Proporción de inmigrantes, un criterio para muchos al elegir escuela
La proporción de inmigrantes en el barrio de su escuela primaria es del 60 por ciento. Pero, tristemente, los alemanes que viven en las casas justo al lado de su centro educativo prefieren enviar a sus hijos a otras escuelas, cuenta Schwarz.
Hace casi 20 años, Renania del Norte-Westfalia abolió el requisito de enviar a los hijos a una escuela situada en el barrio de residencia. Incluso los centros de primaria se rigen por el principio de libre elección. La consecuencia es que muchas familias alemanas evitan colegios como el que dirige Schwarz. Temen que una alta proporción de migrantes afecte el éxito académico de sus hijos.
"Siempre se escucha que la migración se equipara con un menor nivel educativo y que los niños también aprenden más lentamente. Pero eso no es cierto. Nos beneficiamos de la ola de refugiados de 2015, porque teníamos muchos niños muy interesados en una buena educación" asegura Schwarz, que critica las generalizaciones.
La directiva narra su experiencia diferenciada con "niños refugiados traumatizados por experiencias de huida, que apenas pueden pensar en la educación al principio, niños muy interesados en la educación y niños que han huido de la pobreza". El lema de su escuela no es casual: todos los niños son bienvenidos, no importa de dónde vengan. Ninguno se da por perdido.
Alemania, mediocre en educación
En Alemania, profesores, padres, estudiantes y expertos coinciden en que el sistema necesita una reforma urgente. El país tiene un rendimiento muy bajo en muchas categorías: en el último estudio PISA de 2022, quedó a medio camino en la comparación internacional. El nivel de competencia en lectura, matemáticas y ciencias de los jóvenes de 15 años cayó a los niveles más bajos jamás registrados.
Según el Estudio Internacional de Lectura en Escuelas Primarias (PIRLS/IGLU) de 2023, uno de cada cuatro alumnos de cuarto grado en Alemania tiene dificultades para leer. 56.000 estudiantes abandonaron la escuela sin obtener un diploma ese año; más del 7 por ciento, y la tendencia crece. Pero, cuando un experto o político se atreve a sugerir cambios, la indignación escala.
"Comprensible" pero difícil de implementar en la práctica
El enfoque de Prien encuentra eco: después de todo, los niños ucranianos fueron distribuidos de la forma más equitativa posible entre las escuelas al llegar. Para Klaus Hurrelmann, reconocido investigador educativo de Alemania, "la propuesta de la ministra es comprensible, ya que diversificar la composición de los grupos de aprendizaje según el origen claramente mejora el trabajo", escribe a DW.
Pero también reconoce que esto es algo difícil de implementar en la práctica. Entre otras cosas, requiere identificar la procedencia de padres y alumnos. "Los malentendidos y la discriminación percibida resultantes no compensan las posibles ventajas. Sería mejor apoyar a las escuelas que tienen una proporción muy alta de niños y jóvenes con dificultades lingüísticas", sugiere.
Apoyo de partida para equiparar oportunidades
El presidente de la Asociación Alemana de Profesores, Stefan Düll, coincide: "Esto es poco viable organizativamente y no promueve la cohesión social de la comunidad escolar", escribe a DW. Los padres alemanes enviarían a sus hijos a escuelas privadas, prevé.
Su contrapropuesta: las escuelas con una alta proporción de inmigrantes necesitan una dotación de personal del 130 por cien, con docentes que no se limiten a impartir clases, sino también a ofrecer medidas de apoyo. Por eso, elogia el programa de Oportunidades de Partida de los Gobiernos federal y regionales: 20.000 millones de euros para 4.000 escuelas desfavorecidas en los próximos años.
Estudiantes alemanes critican la estigmatización de inmigrantes
Por su parte, la Conferencia Federal de Estudiantes critica la idea de Prien: las cuotas no promoverían un sistema educativo más justo, sino la estigmatización por origen, argumentan. Eso sí, apoyan las pruebas de suficiencia en idioma alemán para niños de cuatro años, también propuestas por la ministra.
"Sin embargo, estas deben implementarse a nivel nacional y ser obligatorias para todos los niños en Alemania. Ante resultados insatisfactorios, deben implementarse medidas de apoyo específicas e integrales: tempranas, vinculantes y efectivas. Solo así podemos garantizar que todos comiencen su educación con igualdad de oportunidades", acotan.
La directora de primaria Schwarz trabaja en estrecha colaboración con los jardines de infancia, donde faltan 125.000 educadores en todo el país, más de dos por centro: "El trabajo en las guarderías es clave para el éxito en la educación primaria. Es necesario promover competencias lingüísticas con profesionales capacitados y recursos adecuados. Pero, lamentablemente, esto no está sucediendo, existe una brecha entre la educación infantil y primaria".
(rml/ms)