En medio de rumores sobre una posible renuncia de Juan Ramón de la Fuente a la Secretaría de Relaciones Exteriores, la presidenta Claudia Sheinbaum salió al paso y desmintió categóricamente dichas versiones. “No, Juan Ramón de la Fuente está haciendo un gran trabajo”, aseguró la mandataria al ser cuestionada sobre el tema.
La aclaración llega luego de que voces dentro y fuera del ámbito diplomático comenzaran a especular sobre una supuesta salida del excanciller mexicano ante Naciones Unidas. Entre quienes sugirieron esta posibilidad se encuentra el diplomático Agustín Gutiérrez Canet —tío del presidente López Obrador y figura cercana a círculos de poder—, quien ha dejado entrever que De la Fuente podría estar considerando su retiro por razones políticas y personales.
“No, Juan Ramón de la Fuente está haciendo un gran trabajo”, dijo la mandataria.
¿Qué dicen los rumores?
Algunas versiones señalan que la incomodidad del exrector de la UNAM no solo tendría que ver con el contexto internacional, marcado por la incertidumbre tras el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, sino también con dinámicas internas del nuevo gobierno. De acuerdo con fuentes consultadas en el ámbito político, De la Fuente estaría rodeado de figuras que, según se comenta, “no cuentan con la experiencia ni la visión necesarias para operar en la complejidad de la diplomacia global”.
A este ambiente se suman especulaciones partidistas. Desde ciertos sectores del PRI se ha dejado ver que el dirigente nacional, Alejandro “Alito” Moreno, busca atribuirse —al menos en el discurso— la eventual salida del canciller como un logro de presión política, pese a no haber tenido una intervención directa en el ámbito diplomático. Esta narrativa, sin embargo, ha sido ampliamente cuestionada por analistas que consideran que tales afirmaciones forman parte de una estrategia mediática más que de una realidad verificable.
Por lo pronto, y con la declaración directa de la presidenta Sheinbaum, Juan Ramón de la Fuente se mantiene al frente de la diplomacia mexicana, una posición clave en el arranque de una administración que busca proyectar estabilidad frente al mundo, pese a las tensiones externas y los movimientos internos.