Investigadores observaron que un pequeño grupo de delfines en Australia utiliza esponjas como protección al buscar peces entre la arena, una habilidad compleja que se transmite entre generaciones.Un grupo de científicos ha observado cómo algunos delfines mulares (Tursiops truncatus) en Australia están utilizando una inusual técnica para cazar: usan una esponja en su nariz para remover piedras y arena del fondo marino con el fin de atrapar arenques, según se detalla en un estudio publicado el martes (15.07.2025) en la revista Royal Society Open Science.
Pero este comportamiento, transmitido de generación en generación, es más complicado de lo que parece.
Un amortiguador similar a una máscara
Cazar con una esponja en la cara, que varía del tamaño de una pelota de sóftbol a un melón cantalupo, interfiere con el afinado sentido de ecolocalización de estos delfines, que emiten sonidos y escuchan los ecos para navegar.
"Todo se ve un poco raro. (La esponja) tiene un efecto amortiguador similar al de una máscara", explica Ellen Rose Jacobs, coautora del estudio y bióloga marina de la Universidad de Aarhus (Dinamarca).
Los delfines nariz de botella fueron estudiados en Shark Bay (oeste). Allí, Jacobs usó un micrófono subacuático para comprobar que, incluso al usar la esponja, los delfines mantenían activa su ecolocalización para orientarse.
Es como "ir con los ojos vendados"
Los autores del reciente estudio aseguran que algunos de los delfines salvajes que aprendieron a cazar con esponjas nasales pueden capturar peces de forma muy eficaz.
Para otros científicos, sin embargo, cazar con una esponja es "como ir con los ojos vendados: hay que ser muy bueno y estar muy bien entrenado para lograrlo", afirma Mauricio Cantor, biólogo marino de la Universidad Estatal de Oregón, que no participó en el estudio.
Esta dificultad puede explicar su rareza: solo lo hace el 5% de la población de delfines estudiada por los investigadores en Shark Bay. En total, unos 30 delfines, según Jacobs.
Una habilidad que se transmite de madres a crías
Boris Worm, ecólogo marino de la Universidad canadiense de Dalhousie que tampoco participó en la investigación reciente, señala que los delfines "tardan muchos años en aprender esta habilidad especial para la caza; no todos se quedan con ella".
Las crías de delfín suelen pasar unos tres o cuatro años con sus madres, observándolas y aprendiendo habilidades vitales cruciales. El delicado arte de cazar esponjas "solo se transmite de madres a crías", afirma Janet Mann, bióloga marina de Georgetown y coautora del estudio.
JU (AP, Royal Society Open Science)