Donald Trump, presidente de Estados Unidos, anunció que Coca Cola usará caña de azúcar, para sustituir el jarabe de maíz, en la fabricación de ese refresco, tras la campaña que emprendió el secretario de Salud de esa nación para reducir el consumo de calorías en la dieta de los estadounidenses.
“He estado hablando con Coca Cola sobre el uso de caña de azúcar en Coca-Cola en los Estados Unidos, y han aceptado hacerlo. Me gustaría dar las gracias a todos los que tienen autoridad en Coca-Cola. Este será un muy buen movimiento por parte de ellos. ¡Es simplemente mejor! “, escribió Trump en redes sociales.
En muchos otros países donde la empresa tiene fábricas, como en México, sí se usa caña de azúcar, por lo que se vendía en Estados Unidos, por lo que ahora la receta se igualaría y ya no tendría que llevarse desde otros mercados.
La iniciativa Make America Healthy Again (MAHA) comenzó a presionar a las compañías de alimentos para que eliminaran algunos ingredientes, como los colorantes artificiales.
El secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., criticó la cantidad de azúcar que consume la población, por lo que se darán a conocer nuevos lineamientos dietéticos para aconsejar a los estadounidenses a que consuman una dieta balanceada.
De acuerdo con El Economista, los productores de maíz del medio Oeste de Estados Unidos desde hace mucho tiempo tienen presión en los legisladores en Washington. Florida, el estado natal del presidente, es el principal productor de caña de azúcar del país.
El cambio que borra las diferencias
Hasta ahora, muchos consumidores en Estados Unidos preferían importar Coca-Cola mexicana embotellada en vidrio, debido a su sabor más “auténtico”, resultado del uso de azúcar de caña en lugar del jarabe de maíz de alta fructosa, típico en la versión estadounidense.
Este fenómeno generó un pequeño pero sólido mercado de importación para la “Coca de botella”, muy cotizada en supermercados especializados, tiendas latinas e incluso en plataformas de comercio electrónico.
Una decisión con impacto binacional
Con la nueva fórmula en puerta para la Coca-Cola en Estados Unidos, esa diferenciación desaparece. La necesidad de importar la versión mexicana podría disminuir significativamente, poniendo en riesgo una porción del mercado exportador de este producto emblemático.
La medida forma parte de una estrategia de Trump para incentivar el uso de productos agrícolas locales, en este caso, la caña de azúcar estadounidense, desplazando a los insumos derivados del maíz transgénico.
¿Es el fin de un clásico?
Aunque Coca-Cola México no ha emitido un posicionamiento oficial, esta decisión podría afectar directamente a las plantas embotelladoras en territorio nacional que abastecen la demanda estadounidense. Además, consumidores nostálgicos o amantes del sabor tradicional podrían ver limitado su acceso a la versión original mexicana.
El tiempo dirá si este cambio será definitivo o si, como ha ocurrido en otros mercados, se mantendrán versiones paralelas para satisfacer a públicos específicos. Lo cierto es que la Coca-Cola mexicana, esa que muchos juraban tenía “mejor sabor”, está a punto de ser desplazada por una reformulación local que borra la frontera del gusto.