Las amenazas de EE. UU. de aplicar aranceles del 30 por ciento a las exportaciones de México, y las presuntas negociaciones de Nayib Bukele con las pandillas son tematizadas esta semana por la prensa en alemán."México, entre el optimismo y el mal presentimiento”, titula un artículo el periódico suizo Neue Zürcher Zeitung: "Donald Trump amenaza a México con aranceles del 30 por ciento a partir del 1º de agosto, pero la presidenta Sheinbaum cree que puede apaciguar a Trump. (…) Una vez más, el presidente estadounidense acusó a su vecino del sur de no hacer lo suficiente para combatir el narcotráfico por parte de los cárteles mexicanos a través de la frontera sur de Estados Unidos.
(…) La amenaza de Trump de imponer nuevos aranceles tomó por sorpresa al gobierno mexicano. En los meses previos, la presidenta Claudia Sheinbaum, con su actitud siempre tranquila y serena, había logrado apaciguar a Trump y desactivar sus reiteradas amenazas arancelarias.
Por ejemplo, ordenó el envío de 10.000 soldados a la frontera común para cumplir con la exigencia de Trump de detener la migración ilegal a través de la frontera sur de Estados Unidos. Con éxito: la frontera está prácticamente cerrada actualmente. Sheinbaum también amplió la lucha contra el crimen organizado y extraditó a más de dos docenas de narcotraficantes mexicanos a Estados Unidos. (…).
Según informes de medios, el gobierno mexicano está cada vez más frustrado por el estilo errático y caótico de negociación de Estados Unidos. La parte mexicana tiene dificultades para identificar el objetivo final de la política arancelaria estadounidense.
(…) Según análisis de Bloomberg Economics, solo la mitad de las exportaciones mexicanas a Estados Unidos están cubiertas por el T-MEC y, por lo tanto, están libres de aranceles. Esto es aún más grave porque México exporta más del 80 por ciento de sus bienes de exportación a EE. UU.
Por lo tanto, la presidenta Sheinbaum no tiene más remedio que centrarse en la desescalada. Siempre ha dicho que en estos casos hay que mantener la calma para abordar cualquier problema, enfatizó el sábado, expresando su confianza en que se pueda alcanzar un acuerdo con Trump antes del 1º de agosto.
Analistas como Antonio Ocaranza son menos optimistas que Sheinbaum: ‘Esta administración cree estar dialogando con Trump y su gabinete y avanzando en las relaciones, pero luego Estados Unidos hace algo que los obliga a empezar de cero', declaró el politólogo al Wall Street Journal.
El excanciller mexicano Jorge Castañeda también expresó su pesimismo en el periódico económico: ‘Sheinbaum le dio a Trump todo lo que él quería, con la esperanza de que México reciba un contrato especial. Pero al final, no fue así. No logró resultados distintos a los de los demás'.”
Acuerdo de EE. UU. con El Salvador: ¿deportaciones para encubrir a Bukele?
El diario alemán Tagesspiegel plantea, con base en investigaciones periodísticas, si el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, que dijo que quería combatir al crimen organizado de las pandillas en la prisión de alta seguridad CECOT, en realidad estaba colaborando con ellas.
"Investigaciones del New York Times y del portal de investigación salvadoreño El Faro ahora sugieren que el acuerdo, en realidad, tenía un objetivo diferente: encubrir posibles conexiones entre Bukele y las pandillas. La historia comienza en 2019, cuando Bukele fue elegido presidente por primera vez. Según El Faro, poco después de su victoria electoral, contactó a los líderes encarcelados de la pandilla MS-13, la organización criminal más poderosa del país. El periodista de investigación estadounidense Douglas Farah estima que la MS-13 contaba en 2019 con unos 16.000 miembros, 9.000 de los cuales estaban en prisión.
(…) El Faro documentó decenas de reuniones entre funcionarios gubernamentales y líderes de pandillas. Antes de las elecciones parlamentarias de 2021, se alegó que las pandillas habían acordado apoyar al partido de Bukele, por ejemplo, prohibiendo a otros partidos hacer campaña en los barrios que controlaban.
A cambio, varios líderes de pandillas fueron liberados, en ocasiones mediante operaciones encubiertas ilegales. (…). Cuando los medios de comunicación investigaron esto, el gobierno respondió con una campaña de descrédito e hizo todo lo posible para evitar las investigaciones: se disolvieron los equipos de investigación, se reemplazaron los jueces, se destruyeron documentos y se intimidó a los testigos.
En 2022, Bukele inició una cacería sin precedentes de pandilleros. Aparentemente para disipar dudas sobre sus políticas. Más de 70.000 personas fueron arrestadas, cifra que supera varias veces el número estimado de pandilleros, enfatiza Farah. Esta política de mano dura tampoco fue una ruptura, sino simplemente una renegociación del pacto, según el experto: ‘Los líderes locales de las pandillas esperaron a la Policía en sus casas y luego se entregaron. Este fue un comportamiento completamente inusual. De lo contrario, siempre se habían resistido a los operativos policiales con la fuerza de las armas'. Otro detalle despierta sus dudas: ‘Vi con mis propios ojos el arsenal militar que tiene la MS. Pero nadie parece saber adónde han ido a parar todas estas armas'.
Nada de esto pasó desapercibido para el gobierno estadounidense. Ya en 2019, Trump creó la Fuerza de Tarea Conjunta Vulcano. Su misión era preparar cargos contra los líderes de las pandillas salvadoreñas. Investigadores encubiertos recopilaron rápidamente pruebas de la participación de Bukele a través de testigos clave y arrestaron a miembros de la MS-13. En los procesos judiciales iniciados, posiblemente podrían haber incriminado gravemente al presidente de El Salvador.
Bukele lo sabe. Y esa podría ser también la razón de la oferta que le hizo a Trump a principios de este año: poner su prisión de máxima seguridad a disposición de los delincuentes deportados de Estados Unidos a cambio de una pequeña tarifa, con una condición: que los líderes de la MS-13 encarcelados en Estados Unidos regresaran, y así también se suspendieran las investigaciones.
Tres de los líderes de la MS-13 están ahora de regreso en El Salvador. No está claro si están libres o bajo custodia. Bukele justifica en X su traslado de la siguiente manera: ‘Esto nos ayudará a rastrear a los últimos remanentes de la MS-13 y descubrir a sus miembros, dinero, armas, drogas, escondites, ayudantes y patrocinadores'.
La Fuerza de Tarea Conjunta Vulcano ve las cosas de otra manera: se quejan de que su trabajo ha sido saboteado. El destino de los líderes pandilleros y de la MS-13 se ha vuelto incierto una vez más. Esto a pesar del objetivo declarado de Bukele y Trump de erradicar a esa pandilla.”
(cp/el)