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Alemania deporta afganos y eso beneficia a los talibanes

Gracias al consentimiento de los talibanes, el Gobierno alemán ha podido deportar a criminales a Afganistán. A cambio, los islamistas esperan reconocimiento diplomático de Berlín."Hemos logrado organizar otro vuelo de deportación con criminales a Afganistán", anunció el ministro del Interior alemán, Alexander Dobrindt, el 18 de julio de 2025. Desde Leipzig, 81 hombres fueron devueltos a su país de origen a bordo de un avión con destino Kabul.

De esta manera, el Gobierno de coalición, formado por conservadores y socialdemócratas, cumplía su promesa de deportar "delincuentes" a Afganistán y Siria. Ya en agosto de 2024, el Gobierno anterior había llevado a cabo otro vuelo de deportación.

"Ofensiva de repatriación"

Dobrindt habló de "ofensiva de repatriación", e insistió en responsabilizar más a los países de origen para que acojan a sus ciudadanos. Sin embargo, en el caso de Afganistán, esto es especialmente difícil y delicado, porque el régimen talibán no es reconocido por Alemania en virtud del derecho internacional.

Desde su regreso al poder en agosto de 2021, los fundamentalistas islámicos radicales oprimen sistemáticamente a niñas y mujeres. Tras 20 años de guerra civil, la situación humanitaria es devastadora.

Ya antes de que los talibanes retomaran el poder, las deportaciones eran polémicas por la precaria situación de seguridad en el país y, hoy día, siguen siéndolo por las constantes violaciones de derechos humanos.

Acercamiento sin reconocimiento

Por su parte, el portavoz del Gobierno alemán, Stefan Kornelius, aseguró el lunes (21.07.2025) que habrá más expulsiones.

Asimismo, aprovechó la ocasión para confirmar que las deportaciones más recientes se habían organizado con la ayuda del Gobierno catarí, para evitar dar la impresión de que los talibanes están siendo reconocidos internacionalmente. Hasta ahora, solo Rusia ha reconocido oficialmente el régimen en Afganistán.

"Estamos en contacto regular con el Gobierno de facto en Afganistán a nivel técnico", dijo el portavoz Kornelius, refiriéndose al papel de mediador de Qatar y evitando la palabra "talibán".

Según Kornelius, hay un acuerdo para integrar a dos representantes de la Administración afgana en los departamentos consulares del país asiático en Alemania, "con el fin de apoyar los nuevos vuelos de repatriación". Es la primera vez que el régimen talibán, no reconocido por Alemania, envía personal propio a Alemania. El resto del personal consular fue nombrado por el anterior Gobierno afgano.

Si bien los contactos entre Alemania y Afganistán han alcanzado una nueva dimensión, el canciller Friedrich Merz, subrayó que de ninguna manera se está sopesando reconocer diplomáticamente al régimen talibán.

Críticas a contactos con talibanes

No obstante, incluso dentro del Gobierno de coalición, hay voces que critican el contacto con los talibanes. "No puede haber diálogo con un grupo que niega sistemáticamente educación, trabajo y libertad a mujeres y niñas, que ejerce la violencia pública, persigue a los disidentes y pisotea los derechos humanos fundamentales", dijo Adis Ahmetovic, portavoz de Política Exterior del partido socialdemócrata SPD en el Bundestag, al medio Tagesspiegel.

El socialdemócrata se siente reivindicado por las órdenes de detención dictadas por la Corte Penal Internacional contra el líder talibán, Haibatulá Ajundzadá, y el presidente del Tribunal Supremo de Afganistán, Abdul Hakim Ishaqzai. Se les acusa de crímenes contra la humanidad. Además, las mujeres y las niñas, así como las personas LGBTQ, están siendo objeto de una "persecución sin precedentes, despiadada y continua por parte de los talibanes" en Afganistán.

Posible efecto dominó

Por su parte, el experto Conrad Schetter, del Centro Internacional de Bonn para Estudios de Conflictos, no descarta un posible efecto dominó tras el reconocimiento ruso del régimen talibán.

En entrevista con DW, Schetter recuerda las estrechas relaciones que Afganistán mantiene con Estados como Pakistán y Qatar: "Si estos países siguen el ejemplo de Rusia, aumentaría considerablemente la presión política para los Estados occidentales", que tendrían que preguntarse cómo deberían comportarse con los talibanes.

"Esto podría desencadenar una dinámica diplomática” anhelada por los islamistas radicales, cree Schetter.

En el medio alemán Tagesspiegel, la investigadora de paz y conflictos Nicole Deitelhoff, de la Universidad de Fráncfort del Meno, critica duramente la política alemana en Afganistán. Las deportaciones, escribe, son inadmisibles si las personas afectadas están amenazadas de tortura o trato inhumano en su país de origen. Asimismo, predice que la confianza internacional en Alemania disminuirá.

(vt/ms)

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