La Iglesia católica podría actuar como mediadora entre autoridades gubernamentales y grupos criminales en México, siempre que ambas partes estén dispuestas a entablar un diálogo y exista una situación de crisis que lo justifique, afirmó Carlos Garfías Merlos, arzobispo de Morelia, Michoacán.
Durante una conferencia de prensa ofrecida en el marco de su 29 aniversario de ordenación episcopal, el prelado sostuvo que esta postura no es nueva y que ya se ha aplicado en contextos específicos, como ocurrió en Aguililla, donde la Iglesia intervino para facilitar el restablecimiento del libre tránsito.

“El principio de la mediación exige que las dos partes estén abiertas al diálogo. La Iglesia no puede intervenir si solo una lo solicita”, explicó Garfías.
Añadió que el papel de la institución eclesiástica no es sustituir a las autoridades encargadas de procurar justicia, sino ofrecer acompañamiento espiritual y construir espacios de reconciliación social.
No buscan reemplazar a la justicia
Frente a las críticas sobre un eventual diálogo con grupos criminales, el arzobispo aclaró que la propuesta eclesial no implica impunidad ni reemplaza las penas judiciales, sino que apunta hacia esquemas de justicia transicional, similares a los implementados en países como Colombia.
“Lo que estamos ofreciendo, proponiendo nosotros, son alternativas complementarias”, sostuvo, al tiempo que reafirmó el compromiso de la Iglesia con la paz y la reconstrucción del tejido social en zonas afectadas por la violencia.

Destaco que con el “Taller para el fortalecimiento de capacidades de negociación en sacerdotes y agentes”, en el que participó, se busca capacitar para establecer diálogo con distintos entes, esto como parte de una estrategia de pacificación.
Subrayó que el acercamiento que en algún momento se da con integrantes de grupos delictivos se deba a que, principalmente, son ellos quienes buscan una forma de atención.
Finalmente, el arzobispo de Morelia dijo que en tiempos de crisis la Iglesia siempre estará dispuesta a entablar diálogo y ejercer funciones de mediación en zonas de conflicto donde operan grupos delincuenciales.