Aleida Guevara, hija del guerrillero argentino-cubano Ernesto Che Guevara, minimizó la controversia por el retiro de las estatuas de su padre y de Fidel Castro en la colonia Tabacalera de la Ciudad de México. Desde Caracas, Venezuela, donde participó en los actos oficiales por el natalicio de Simón Bolívar, Aleida lanzó un mensaje claro: “Las estatuas no tienen grandes importancias para los familiares, pero para el pueblo sí”.
La declaración se dio este 24 de julio en el Mausoleo del Libertador, al cierre del Congreso por una Humana Humanidad, un encuentro internacional de intelectuales de izquierda. Junto al canciller venezolano, Aleida encabezó la ofrenda floral a Bolívar y, en ese contexto, respondió a las preguntas de Publimetro sobre la polémica desatada en México por la remoción de las esculturas.
“Son universales... y el pueblo mexicano decide”
Al ser consultada sobre su postura respecto al retiro de las figuras, Aleida Guevara recalcó que ni el Che ni Fidel pertenecen exclusivamente a Cuba o México:
“Ellos dos son hombres que están fuera de límites, es decir, son hombres que no son ni cubanos ni mexicanos, son universales”.
En ese sentido, subrayó que su valor simbólico trasciende la política local y debe ser juzgado por el propio pueblo mexicano.
“El pueblo mexicano tiene el privilegio de que ellos se conocieron allí, en ese lugar. Simplemente es eso, es un recordatorio histórico para el pueblo mexicano sobre todo. Son ellos los que tienen que decidir”
— Aleida Guevara, hija de Ernesto "Che" Guevara
Cuando Publimetro México le preguntó si a ella le gustaría que las estatuas regresaran a su sitio original, Aleida respondió de forma escueta pero firme: “Lo que ellos decidan”, una frase que remite a la conocida postura del Che y de Fidel contra el culto a la personalidad y los homenajes grandilocuentes.

La polémica que enfrenta a izquierdas y derechas en México
La escultura de ambos revolucionarios, ubicada en una banca de la colonia Tabacalera desde 2017, fue retirada recientemente por orden de la alcaldesa de Cuauhtémoc, Alessandra Rojo de la Vega. El argumento: no contaba con los permisos del Comité de Monumentos y Obras Artísticas en Espacios Públicos (COMAEP).
La medida reavivó un fuerte choque ideológico. Mientras sectores conservadores celebraron la decisión, figuras de la izquierda —incluida la presidenta de México, Claudia Sheinbaum— calificaron el acto como “ilegal” y “una falta de respeto al patrimonio histórico”.
El caso escaló hasta convertirse en una disputa nacional entre visiones enfrentadas sobre la memoria, los símbolos y la historia compartida con Cuba. Para unos, las estatuas glorifican dictaduras; para otros, conmemoran un capítulo clave de la revolución latinoamericana que comenzó con el encuentro de Fidel y el Che en México en 1955.
Aleida llama a no perder la perspectiva
A diferencia de la tensión política generada en México, Aleida Guevara optó por un tono conciliador. Su mensaje no busca avivar la polémica, sino ponerla en perspectiva: el valor real está en lo que representa la historia, no en el bronce.
Desde Caracas, la hija del Che dejó en claro que la decisión no debería venir desde los escritorios del poder, sino desde el pueblo que habita y construye su historia: “Es un recordatorio histórico para el pueblo mexicano. Son ellos los que tienen que decidir”.