Un disparo en la cabeza terminó con la vida del empresario Joel Méndez López mientras presenciaba una final de béisbol en el estadio Salomé Barojas, en Córdoba, Veracruz. El ataque, cometido a sangre fría frente a decenas de personas, sacudió a la región montañosa del estado y colocó en la mira un posible trasfondo político, económico o de vendetta criminal.
La víctima era un conocido empresario del ramo maderero, originario de Tezonapa, y también excandidato a la presidencia municipal de ese municipio en las elecciones de 2021. Pero además, Joel era hermano de Guillermina Méndez López, alcaldesa electa de Amatlán de los Reyes. La relación familiar con una figura política de reciente elección ha disparado múltiples hipótesis en torno al móvil del crimen.
¿Cómo ocurrió el crimen?
El asesinato ocurrió el domingo 27 de julio, mientras se disputaba un partido entre los equipos “Maderas del Serrano” —propiedad de la víctima— y “Piratas del Corral”. De acuerdo con testigos, un hombre con casco de motociclista ingresó al estadio, se dirigió directamente hacia Joel Méndez, le disparó a quemarropa y huyó de inmediato en una motocicleta sin ser detenido. La agresión fue tan precisa como fulminante.
Paramédicos lo atendieron de emergencia y fue trasladado a un hospital cercano. Sin embargo, su estado era crítico desde el primer momento y horas después se confirmó su muerte. La Fiscalía Regional de Córdoba abrió una carpeta de investigación y desplegó un operativo de búsqueda, aunque hasta el cierre de esta edición no se han reportado detenidos ni avances públicos en el caso.
Había sufrido atentados con anterioridad
La ejecución causó conmoción tanto en círculos empresariales como en el ámbito político local. La familia no ha ofrecido declaraciones oficiales, pero fuentes cercanas confirmaron que Joel ya había sido víctima de amenazas durante su campaña electoral en 2021, e incluso habría sufrido un intento de secuestro en aquel entonces. Aquel antecedente vuelve más compleja la línea de investigación.
El caso ha generado presión sobre las autoridades veracruzanas, pues se suma a una larga lista de asesinatos de personas con perfiles públicos en el estado. El crimen no solo evidencia la facilidad con la que operan sicarios a plena luz del día, sino también el grado de vulnerabilidad que enfrentan empresarios y actores políticos en regiones estratégicas.