Con estadios llenos, récord de asistencia y un ambiente festivo sin precedentes, Suiza firmó una Eurocopa inolvidable. Una fiesta del fútbol femenino que superó todas las expectativas, dentro y fuera del campo.Con 29 de los 31 partidos con todas las entradas agotadas, cerca de 657.300 espectadores en todo el torneo y las 'fan zones' con mucha animación en el centro de las ciudades; Suiza despidió el domingo la Eurocopa de todos los récords.
Suiza partía desde muy lejos. Con una selección que apenas atraía público y una liga poco desarrollada, llenar los estadios durante un mes de competición parecía complicado.
Pero finalmente esta edición 2025 rompió el último récord de Inglaterra en 2022 (574.875) con 657.291 espectadores en los estadios, según la UEFA (247.041 en Países Bajos 2017).
En las 'fan zones' del país, los aficionados acudieron en gran número en un ambiente siempre festivo, especialmente en Basilea, sede de la final y ciudad con más partidos.
La única pequeña sombra para la UEFA fue la ausencia de su presidente, Alexander Ceferin, durante la competición, excepto en un partido al inicio del torneo y para la final.
"No considero justo juzgar su compromiso con el fútbol femenino por los partidos a los que asiste o no. La gente debería juzgar por lo que hemos logrado durante su mandato. Al final de nuestro ciclo, la UEFA habrá invertido 1.500 millones de euros (1.749 millones de dólares", respondió al diario The Guardian Nadine Kessler, responsable de fútbol femenino en la institución.
En el campo, los partidos fueron muy nivelados, con pocos enfrentamientos decantados por goleada y muchos cambios inesperados de situación. La campeona Inglaterra se especializó en remontar, liderando el marcador menos de cinco minutos durante cuartos, semifinal y final.
Un gran número de encuentros se decidieron después del tiempo reglamentario o en penales. Y el récord de goles de 2022 fue batido desde los cuartos con 106 (95 en 2022).
Después de dos Eurocopas triunfales para las anfitrionas -Países Bajos en 2017 e Inglaterra en 2022- el entusiasmo del público suizo parecía más incierto para una selección lejos de la élite europea y que nunca había pasado de la fase de grupos.
A pesar de su inexperiencia y la derrota inicial ante Noruega (2-1), las jugadoras dirigidas por Pia Sundhage lograron vencer a Islandia 2-0, arrancar un empate 1-1 en el último minuto contra Finlandia para clasificarse a cuartos, y luego caer con la cabeza en alto contra España, futura finalista (2-0).
"Perdimos un partido, pero ganamos mucho alrededor del terreno de juego. Es un punto de partida, un despegue para Suiza", celebró la leyenda de los banquillos Sundhage.
La anfitriona deslumbra fuera de los estadios
Más allá del talento ya consolidado de Géraldine Reuteler y las promesas de las jóvenes Sydney Schertenleib, Iman Beney o Noemi Ivelj, todas de 18 años, fue destacable "toda esa gente" que se quedó mucho tiempo después del pitido final para agradecer a sus jugadoras, destacó la entrenadora.
Las suizas, que nunca habían jugado frente a más de 10.000 personas en casa, llenaron el estadio de Basilea, el de Ginebra y dos veces el Wankdorf de Berna -con aforos superiores a los 30.000 espectadores-, inundando incluso el centro histórico de la capital con 20.000 aficionados antes de los cuartos frente a España.
Para el 35 % de espectadores extranjeros, "de 160 nacionalidades" según la UEFA, la Eurocopa quedará asociada al descubrimiento del transporte público suizo, con su puntualidad y espectaculares vistas de lagos y montañas.
No solo los trenes, tranvías e incluso barcos estaban incluidos con la compra de un billete, una fórmula ya habitual en grandes eventos como el Festival de Jazz de Montreux, sino que la compañía ferroviaria CFF programó 400 "trenes especiales" para los aficionados, listos para esperar en caso de prórroga.
El ambiente fue totalmente festivo, mucho más que las competiciones masculinas. Vencedores y vencidos podían confraternizar en los estadios y en los mismos vagones.
Pero también el impacto ambiental se redujo, ya que "el 86 % de los poseedores de entradas llegaron a los estadios" en transporte público, a pie o en bicicleta, según la UEFA.
La experiencia promete ser radicalmente diferente para el Mundial 2027. Frente al proyecto "100% accesible en tren" presentado por Alemania, los Países Bajos y Bélgica, la FIFA eligió Brasil, con sus largas distancias que implican el uso del avión.
ee (afp, the guardian)