Una nueva iniciativa presentada en la Cámara de Diputados propone castigar con hasta cinco años de cárcel a quien atribuya falsamente la paternidad de un menor. El planteamiento, promovido por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), ha desatado un debate encendido en redes sociales por su enfoque punitivo y las implicaciones de género que conlleva.
La propuesta parte del supuesto de que existen hombres en México que han sido engañados para criar o mantener económicamente a hijos que no son biológicamente suyos, lo que, según el diputado Ernesto Núñez Aguilar, constituye una forma de abuso que debe ser sancionada por la ley penal.
La propuesta: cárcel, multas y devolución de pensiones
La iniciativa busca adicionar el artículo 390 Ter al Código Penal Federal para sancionar con uno a cinco años de prisión, multas de 100 a 1,000 días de salario y reparación del daño económico, a quienes atribuyan de manera dolosa obligaciones de parentesco o paternidad a terceros a quienes no les corresponde.
En el documento legislativo, se señalan dos conductas específicas:
- Registrar o intentar registrar a una persona atribuyendo falsamente la paternidad a alguien que no corresponde.
- Usar la existencia de menores para ocultar, transferir o adquirir bienes o ingresos económicos en perjuicio de otra persona.
Además de la sanción penal, la propuesta contempla que quien resulte afectado pueda solicitar la devolución de lo pagado por concepto de alimentos, así como una indemnización por el daño causado.
¿De dónde surge la idea?
El diputado Ernesto Núñez fundamenta su iniciativa en un estudio publicado por el Journal of Medical Ethics en 2016, que estimó que en el Reino Unido uno de cada 50 padres cría a un hijo que no es biológicamente suyo sin saberlo.
Aunque la investigación se refiere a Inglaterra, el legislador considera que se trata de una problemática global y que en México también ocurren casos similares, donde hombres asumen obligaciones económicas y afectivas por hijos que en realidad no les corresponden.
El documento menciona además que muchas de estas situaciones derivan de infidelidades o adulterios dentro de relaciones conyugales. Según el legislador, en tales casos no existe un procedimiento penal en México que proteja a los hombres engañados ni que castigue este tipo de conductas.
La propuesta fue presentada el 30 de julio de 2025 y se encuentra actualmente pendiente de dictamen en la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados, además de haber sido turnada a la Comisión de Derechos de la Niñez y de la Adolescencia para opinión.
Por tratarse de una modificación a una ley secundaria (el Código Penal Federal), aún falta su discusión, dictamen y eventual votación para saber si será aprobada o desechada.
Debate social encendido: ¿justicia o criminalización?
La iniciativa se ha vuelto viral en redes sociales, generando posturas encontradas. Por un lado, hay quienes celebran la propuesta como una forma de equilibrar las responsabilidades legales entre hombres y mujeres, y de evitar que algunos padres sean víctimas de lo que llaman “fraude de paternidad”.
Del otro lado, muchas voces cuestionan la base científica de la propuesta y su enfoque punitivo hacia las mujeres, en lugar de reforzar los mecanismos civiles existentes como las pruebas de ADN o el ajuste de pensiones a través de procesos familiares.
Algunos usuarios incluso han señalado que el problema más extendido es el opuesto: padres que no cumplen con sus responsabilidades, y que debería legislarse primero para garantizar el pago efectivo de pensiones alimenticias.
¿Y el interés superior del menor?
Un punto que ha sido poco abordado en la iniciativa es el impacto que podría tener en los propios menores. En México, la jurisprudencia ha establecido que el interés superior del niño debe prevalecer en todas las decisiones que lo involucren, incluso por encima de la biología.
Casos de padres afectivos que deciden desentenderse de niños por no ser biológicamente suyos han sido ampliamente debatidos por la Suprema Corte, que ha defendido la paternidad desde un enfoque social y afectivo, no solo genético.