Byron Black fue declarado fallecido a las 10:43 de la mañana el martes 5 de agosto en la Penitenciaría de Máxima Seguridad Riverbend, ubicada en Nashville. La ejecución se llevó a cabo empleando una inyección de pentobarbital, después de que su equipo legal intentara en varias ocasiones detener el proceso, argumentando que el hombre padecía de discapacidad intelectual, demencia y otras serias condiciones médicas.
Polémica por el desfibrilador
Un argumento clave presentado por la defensa fue el peligro de que el desfibrilador cardioversor que Black tenía implantado en el pecho pudiera activarse con descargas eléctricas cuando se le administrara el medicamento letal. A pesar de que un juez había dado la orden de desactivarlo, la Corte Suprema del estado anuló esa decisión.
Testigos indicaron que Black exhibió señales de sufrimiento durante la ejecución. Alzó la cabeza y le comentó a su consejero espiritual: “Duele muchísimo”, lo cual levantó interrogantes acerca de la eficacia del sedante y la posible activación del desfibrilador. Las autoridades de la prisión no respondieron sobre este tema.
Delito y trasfondo jurídico
Black recibió una condena por haber matado a su novia Angela Clay, de 29 años, y a las hijas de ella, Latoya de 9 años y Lakeisha de 6 años. Estos hechos ocurrieron en 1988, cuando Black les disparó impulsado por un ataque de celos. En ese periodo, él se encontraba bajo libertad condicional debido a que anteriormente había disparado al esposo de Clay.
La ejecución de la persona avivó nuevamente el sufrimiento de la familia de las víctimas. “No puedo decir que lo siento porque nunca recibimos una disculpa”, declaró Linette Bell, la hermana de Angela Clay.
¿Merecía la pena capital?
La defensa argumentó que Black padecía una discapacidad intelectual y solicitó una audiencia de acuerdo con una ley estatal promulgada en 2021. A pesar de esto, la petición fue rechazada debido a que el caso ya había sido examinado con anterioridad. Aunque el fiscal del distrito de Nashville apoyó la solicitud de la defensa, el tribunal la rechazó.
Kelley Henry, la abogada, describió la ejecución como “una vergüenza” y afirmó que Tennessee “mató a un hombre frágil e incapacitado simplemente porque tenía la capacidad para hacerlo”.
Un año histórico en la cantidad de ejecuciones
La ejecución de Byron Black representa la segunda en Tennessee desde mayo, después de una interrupción de cinco años causada por la pandemia y problemas administrativos. En lo que va del año 2025, se han llevado a cabo 28 ejecuciones en Estados Unidos, superando las 25 del año anterior y alcanzando el número más elevado desde 2015.
Henry mencionó que su grupo analizará la autopsia, la información del desfibrilador y el electrocardiograma para aclarar lo sucedido. Las preocupaciones sobre el sufrimiento de Black pueden dar lugar a un nuevo capítulo legal respecto a las técnicas de ejecución en Estados Unidos.