DW en español

Informar desde Gaza: difícil o incluso mortal

Imagen sin fecha del periodista Anas Al-Sharif, muerto en un ataque con dron. DW

El ejército israelí mató al periodista de Al Jazeera Anas Al-Sharif y a varios de sus colegas. Oenegés de libertad de prensa están consternadas. Informar desde la Franja de Gaza es, en general, extremadamente difícil."Si estas palabras les llegan, sabrán que Israel logró matarme y silenciar mi voz." Así comienza la última publicación del periodista palestino Anas Al-Sharif. Trabajaba para la cadena catarí Al Jazeera en la Franja de Gaza. El texto, escrito en inglés y árabe, habla de su fe, de Palestina y su familia. Está fechado en abril y preparado para publicarse en caso de su muerte. El domingo por la noche, finalmente fue difundido.

Poco antes, el reportero de 28 años había muerto por fuego israelí, junto a cuatro colegas también de Al Jazeera: el reportero Mohammed Qreiqeh, los camarógrafos Ibrahim Zaher y Mohammed Noufal, y Moamen Aliwa. Se encontraban en una carpa asignada a ellos cerca del hospital Shifa, en Ciudad de Gaza. La cadena calificó el hecho como un "asesinato selectivo” y un "ataque descarado y deliberado contra la libertad de prensa”.

Israel presenta acusaciones de terrorismo

Es poco frecuente que Israel no solo reconozca un ataque mortal contra periodistas, sino que lo anuncie públicamente. En su comunicado, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) describieron a Al-Sharif como "un terrorista que se hacía pasar por periodista de Al Jazeera”.

Según el ejército, Al-Sharif dirigía una célula de la organización terrorista Hamás y era responsable de ataques con cohetes contra civiles israelíes y tropas de las FDI.

Como supuesto respaldo, el ejército presentó menciones a Al-Sharif en documentos que serían internos de Hamás. Tanto las acusaciones como esos documentos han sido difundidos por Israel en varias ocasiones en los últimos meses.

ONU y organizaciones periodísticas: acusaciones poco creíbles

"Estoy profundamente preocupada por las repetidas amenazas y acusaciones del ejército israelí contra Anas Al-Sharif, el último periodista de Al Jazeera que quedaba vivo en el norte de Gaza”, declaró a finales de julio Irene Khan, relatora especial de la ONU sobre libertad de expresión.

También a finales de julio, el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), oenegé internacional de defensa de la libertad de prensa, emitió un comunicado denunciando una "campaña de difamación del ejército israelí”. Allí se citaba a Al-Sharif: "Vivo con la sensación de que en cualquier momento puedo ser bombardeado y convertido en mártir".

Tras su muerte, la directora regional del CPJ, Sara Qudah, señaló: "El patrón de Israel de presentar a periodistas como militantes sin aportar pruebas creíbles plantea serias dudas sobre sus intenciones y sobre su respeto a la libertad de prensa. Los periodistas son civiles y nunca deben ser atacados deliberadamente.” Según el CPJ, desde el inicio de la guerra en Gaza han muerto 186 periodistas.

En una entrevista con DW, Martin Roux, de Reporteros Sin Fronteras (RSF), alude también a una "campaña de difamación para justificar el asesinato de un periodista”. Al-Sharif no solo era una figura prominente de Al Jazeera, comenta, sino también "la voz de los palestinos que sufren en Gaza”. "Atacarlo con una campaña de difamación y matarlo es otro aspecto del bloqueo mediático impuesto por Israel”, dijo Roux en la televisión de DW.

"Periodismo empotrado” en lugar de libre cobertura

Desde los primeros días de la guerra, Israel ha impedido en gran medida la entrada de periodistas extranjeros a la Franja de Gaza. El ejército israelí ha destruido amplias zonas del enclave y, según una decisión de gabinete, planea tomar por completo Ciudad de Gaza.

El Gobierno de Benjamín Netanyahu mantiene que su objetivo sigue siendo la destrucción de Hamás, que el 7 de octubre de 2023 perpetró un ataque terrorista sin precedentes, matando a unas 1.200 personas en Israel y secuestrando a otras 251 hacia Gaza.

Recientemente, videos propagandísticos de dos rehenes visiblemente desnutridos causaron conmoción en Israel, mientras en el extranjero crece la crítica a la conducción de la guerra. La ONU advierte que toda la población de Gaza está al borde de una hambruna. Varias oenegés de derechos humanos —incluidas algunas israelíes— acusan a Israel de cometer un genocidio en Gaza, acusación que investiga la Corte Internacional de Justicia.

Más de 200 medios firmaron en junio una carta abierta exigiendo libre acceso de la prensa a Gaza. Las imágenes e información que difunden los medios internacionales provienen casi en su totalidad de periodistas locales que trabajan como reporteros o colaboradores para redacciones fuera de Gaza, en muchos casos desde hace años. Autoridades israelíes acusan repetidamente a periodistas palestinos en Gaza de falta de objetividad.

Con pocas excepciones, Israel niega a los periodistas extranjeros la entrada al enclave. Solo en el marco de lo que se denomina embedded journalism —periodismo "integrado" en estructuras militares— se permite a unos pocos seleccionados entrar por unas horas, siempre bajo supervisión de soldados y con la obligación de someter su material a censura militar. Los periodistas que aceptan estas condiciones saben que solo tendrán acceso a la perspectiva del ejército israelí.

Israel estudia demandar al New York Times

Así, las redacciones dependen de periodistas palestinos, organizaciones como Médicos Sin Fronteras u oenegés humanitarias para saber qué ocurre en el terreno. Esto coloca también a medios internacionales en el punto de mira del Gobierno israelí.

El primer ministro Netanyahu dijo recientemente que estudia demandar al New York Times, que en julio publicó en portada la foto de un niño gravemente desnutrido en Gaza. La redacción supo después que el menor padecía también una enfermedad previa. Netanyahu niega que Israel provoque deliberadamente el hambre, aunque varias oenegés lo acusan de impedir que llegue a Gaza la cantidad necesaria de ayuda humanitaria.

En esa misma ocasión, Netanyahu afirmó haber ordenado al ejército permitir la entrada de más periodistas extranjeros para que vean "los esfuerzos humanitarios de Israel” y "las protestas civiles contra Hamás”. No aclaró si se refería a libre acceso o a periodismo integrado.

Anas Al-Sharif y sus colegas eran, en cualquier caso, uno de los pocos equipos periodísticos que aún quedaban en la Franja de Gaza.

(gg/ms)

DV Player placeholder

Tags


Lo Último