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Trump, Putin y las potenciales cesiones de terreno de Ucrania

El debate sobre las cesiones territoriales le plantea problemas al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski (dcha.). Al fondo, su jefe de gabinete, Andriy Yermak. DW

Antes del encuentro entre Donald Trump y Vladimir Putin en Alaska, todo gira en torno al este de Ucrania. Allí hay dos grandes territorios controlados por Rusia, lo que dificulta los esfuerzos por la paz.Cuando el viernes próximo (15.08.2025) se reúnan el presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, en Alaska, ambas delegaciones podrían presentar mapas con perspectivas completamente diferentes de Ucrania.

Desde el punto de vista de Washington, Ucrania tiene una superficie de unos 600 000 kilómetros cuadrados. Desde la perspectiva de Moscú, Ucrania es un quinto más pequeña, ya que Rusia considera el este ucraniano como su propio territorio nacional.

En vísperas de su encuentro con Putin, Trump provocó cierta confusión geográfica, hablando repetidamente de un encuentro "en Rusia”, aunque Estados Unidos ya le compró a Rusia el actual estado de Alaska en 1867. Y luego aludió también a un supuesto "intercambio de tierras" que querían organizar Rusia y Ucrania.

Sin embargo, no puede haber posibilidad de intercambio, ya que Ucrania actualmente no controla ningún territorio ruso: la contraofensiva en la región rusa de Kursk, que comenzó en agosto de 2024, prácticamente ha concluido. Por lo tanto, Ucrania no cuenta con garantías que permitan un intercambio. Ucrania y sus aliados temen que Trump pueda intentar cesiones territoriales a Rusia sin su consentimiento.

¿Qué territorios ucranianos controla Rusia?

Desde hace años, Rusia se enfoca en particular en el este de Ucrania. Luego de la llamada Revolución del "Euromaidán”, que derrocó al entonces Gobierno prorruso de Kiev, las tropas rusas ocuparon, en marzo de 2014, la península de Crimea, violando el derecho internacional.

El 18 de marzo, Rusia se anexionó oficialmente ese territorio, luego de haber llevado a cabo un referéndum ilegal. Como consecuencia, combatientes rusos desestabilizaron también las dos regiones territoriales orientales u óblast de Ucrania: Donetsk y Lugansk. Allí también está el Donbás, la cuenca del río Donets, que en Rusia desemboca en el río Don.

El 21 de febrero de 2022, Rusia reconoció como Estados independientes a dos "repúblicas populares”, en el territorio de esas regiones ucranianas. Tres días después, Moscú lanzó su invasión a gran escala. Si bien Ucrania logró repeler en gran medida a los invasores en el norte durante los primeros meses de la guerra, Rusia, mediante una acción militar masiva, controló otras zonas del este. Además de Donetsk y Lugansk, esto afectó a las dos regiones sudorientales de Zaporiyia y Jersón, aunque Rusia aún no controla completamente ninguna de las dos.

En septiembre de 2022, Rusia celebró nuevos referendos simulados en los cuatro territorios, con el fin de demostrar el supuesto deseo de la población de unirse a la Federación Rusa. Sin embargo, un informe reciente del Consejo de Europa denuncia violencia y medidas coercitivas contra la población civil. A quienes se niegan a aceptar la ciudadanía rusa, por ejemplo, se les niega el acceso a los servicios sociales, educativos y sanitarios, según dicho informe.

La gran importancia del Donbás

Geopolíticamente, estas regiones son importantes para Rusia: el Donbás posee reservas de carbón y minerales, lo que lo convierte en un centro clave para las industrias siderúrgica y química. Es probable que las tierras raras presentes en el suelo, esenciales para la producción de numerosos bienes tecnológicos, sigan desempeñando un papel importante en el futuro. Las provincias también representan un puente terrestre hacia Crimea, mientras que Ucrania actualmente no tiene acceso al mar de Azov.

Para Ucrania, la región del Donbás, actualmente en disputa, también ha cobrado importancia militar desde 2014: aquí se estableció el llamado "cinturón de fortaleza", la línea de defensa más importante hasta la fecha. Si bien Rusia controla amplias zonas del Donbás, aún no ha logrado penetrar este cinturón.

En conversaciones recientes entre Estados Unidos y Rusia, se ha hablado repetidamente de concesiones territoriales, en las que Rusia exige el control total de Donetsk y Lugansk, prometiendo a cambio la devolución de Jersón y Zaporiyia. El Instituto de Estudios de Guerra (ISW) de Estados Unidos escribió en un análisis: "Ucrania se vería obligada a abandonar el 'cinturón de fortaleza' (...), sin garantías de que los combates no se reanuden”.

Dos constituciones, pero sólo un derecho internacional

Tras los plebiscitos ilegales, Rusia declaró los territorios ucranianos anexados como territorio propio en su Constitución. Revertir esta decisión conllevaría numerosos obstáculos legales y políticos, y probablemente sería percibido como una derrota por la población rusa.

Al mismo tiempo, el Gobierno ucraniano no puede simplemente aprobar la renuncia a los territorios: el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, argumentó repetidamente con el Artículo 133 de la Constitución ucraniana, que incluye explícitamente los territorios del este y sureste como parte del Estado ucraniano.

Existe una sección especial para Crimea que le otorga un autogobierno parcial. El Artículo 2 prohíbe cualquier renuncia de territorio y establece: "El territorio de Ucrania es indivisible e inviolable dentro de sus fronteras existentes”. Los cambios territoriales solo pueden aprobarse mediante referéndum nacional, pero las enmiendas constitucionales solo se permiten nuevamente una vez se suspenda la ley marcial.

Por lo tanto, las Constituciones de Rusia y Ucrania se contradicen directamente en lo que respecta a los territorios mencionados. En cuanto al derecho internacional, la cuestión es clara: los expertos consideran que la invasión rusa y todos los referendos simulados son contrarios al derecho internacional.

¿Qué entiende la OTAN por reconocimiento?

En este dilema, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, causó revuelo: "Por ejemplo, en un futuro acuerdo”, declaró Rutte en la cadena de televisión estadounidense CBS, "se podría reconocer que Rusia controla de facto parte del territorio de Ucrania”. ¿Aceptaría entonces la OTAN la cesión del territorio ucraniano y, por consiguiente, un desplazamiento forzoso de las fronteras en su vecindad inmediata?

Occidente "nunca podría aceptar esto en sentido legal", afirmó Rutte. Para él, solo era aceptable el "reconocimiento de facto". A modo de comparación, Rutte mencionó la postura estadounidense hacia los países bálticos entre 1940 y 1991: en aquel entonces, Estonia, Letonia y Lituania estaban bajo ocupación soviética. Si bien Estados Unidos lo aceptó en la práctica, mantuvo contactos diplomáticos con quienes se oponían a la ocupación.

(cp/ms)

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