La localidad de Manizales en Colombia continúa en estado de shock debido al trágico fallecimiento de Antonella, una pequeña de dos años que perdió la vida a manos de su madre, Silvana Torres, quien tiene 20 años. El suceso tuvo lugar el sábado 26 de julio de 2025, alrededor de las 11:40 de la mañana, en un apartamento situado en el quinto piso de la torre 10, dentro de un complejo residencial de la Ciudadela del Norte.
La tragedia provocó un dolor intenso en la familia y también permitió que se conociera el testimonio de Magola Valencia, una vecina y amiga cercana de Silvana. Ella compartió detalles sobre la vida de la joven madre y los instantes antes de que ocurriese el crimen. Su historia fue compartida con Rafael Poveda, quien está al frente del podcast “‘Más allá del Silencio’”.
Una amistad forjada en la necesidad
Valencia relató que su primer encuentro con Silvana ocurrió cuando ella contaba con 13 años y, junto a su madre, Doris, se unieron al grupo en una situación económica crítica. Al principio, residieron en el apartamento de María Eugenia, la hermana de Doris, donde las condiciones eran incómodas debido al limitado espacio. Valencia recordó: “Yo me llevé a la mamá de Silvana a dormir conmigo unas semanas porque no tenían dónde quedarse”.
Con el tiempo, María Eugenia y su cónyuge decidieron arrendar otro piso en el mismo bloque, lo cual facilitó que Doris y Silvana tuvieran un espacio más confortable. De acuerdo con Magola, Silvana era una joven serena, dedicada a sus estudios y con grandes sueños; sin embargo, a la edad de 16 años, quedó encinta y su existencia se transformó drásticamente. “Cuando la bebé llegó al mundo, Silvana estaba muy contenta. Doris, su abuela, la quería muchísimo”, relató.
El día del crimen
De acuerdo con lo narrado por Magola, la mañana del 26 de julio transcurría como cualquier otra. Silvana se levantó, le dio un baño a su hija, la alimentó con el biberón y la arregló con dedicación. Doris dejó el apartamento para ir a ver a María Eugenia, quien se encontraba recuperándose de una operación dental, dejando la puerta sin cerrar.
En ese momento, de acuerdo al testimonio, Silvana cerró la puerta, se dirigió a la cocina y agarró un cuchillo. Los vecinos, así como la abuela, oyeron los gritos de Antonella e intentaron entrar, pero la puerta estaba asegurada. Un joven de la zona junto con la Policía lograron abrir la puerta a la fuerza y encontraron a la niña tendida, con la piel pálida y la mirada fija, mientras que Silvana se encontraba cerca con una herida en el cuello.
La tensión con la comunidad
Valencia relató un panorama descontrolado al arribo de las autoridades: los residentes estaban enfurecidos y clamaban “mátenla” mientras lanzaban piedras y palos en dirección a Silvana, incluso en presencia de los agentes de la ley. Para prevenir que la situación empeorara, la Policía la resguardó y la sacó de allí. “Mi nieta, amiga de la sobrina de Silvana, lloraba y temblaba; incluso la sobrina hizo el intento de saltar por la ventana para protegerla”, narró Magola.
En relación con la menor afectada por el incidente, Magola manifestó que ella fue la primera en ser sacada del inmueble. “La niña iba como una muñeca de trapo, con los piecitos colgando”, mencionó, detallando que fue trasladada de inmediato al Hospital Universitario. Esta escena, narró, se ha quedado en su mente como una de las más dolorosas que haya experimentado.
Relaciones sentimentales y posible móvil
Silvana solía emplearse de manera temporal en una confitería. De acuerdo con Magola, mantuvo un romance con un hombre llamado Camilo, a quien decidió abandonar por considerarlo “tóxico”. Posteriormente, inició una relación con otro individuo de unos 30 a 35 años, que demostraba cariño por ella y también por Antonella. “Él quería mucho a la niña y las apoyaba económicamente”, comentó.
Valencia considera que la separación con esa persona pudo haber tenido un impacto en los acontecimientos. “Ella veía que ese señor miraba mucho por ellas y por la niña”, señaló, sugiriendo que la ruptura pudo haber sido un factor desencadenante.
Dolor e incredulidad
La vecina afirmó que tenía un buen conocimiento de Silvana y no entiende qué pudo haberla llevado a esa situación. “Era respetuosa, buena con su hija y su madre. Mantenía una buena relación con las personas”, declaró. Este caso continúa siendo objeto de investigación por las autoridades judiciales, mientras la comunidad trata de aceptar una tragedia que ha dejado una marca indeleble.