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Cuatro años de gobierno talibán: poder y sufrimiento en Afganistán

15 de agosto de 2021: simpatizantes talibanes se sitúan frente al edificio del Gobierno de la provincia de Ghazni e izan la bandera de la organización terrorista islamista. DW

En 2021, los talibanes islamistas radicales tomaron el poder en Afganistán. Cuatro años después, una grave crisis humanitaria continúa azotando el país.En agosto de 2021, la toma de control de Afganistán por el régimen de los talibanesparecía ser algo temporal. Los observadores creían que el país quedaría aislado internacionalmente bajo el liderazgo de una organización terrorista islamista radical. Cuatro años después, se ha demostrado que estaban equivocados.

Los talibanes están firmemente anclados en el poder, tan firmemente, que, entretanto, varios Gobiernos europeos, entre ellos, también Alemania, normalizaron gradualmente sus relaciones con el Gobierno de facto en Kabul y lo aceptaron como socio negociador.

Rusia fue el primer Estado en reconocer al Gobierno talibán, a principios de julio, asumiendo así el rol de Estados Unidos, que retiró sus tropas de allí, comenta a DW Sardar Rahimi, investigador de relaciones internacionales en la Universidad Inalco, de París.

China sostiene relaciones económicas y diplomáticas con el Gobierno talibán, pero no lo ha reconocido oficialmente. El gigante asiático necesita a Afganistán para su proyecto de infraestructura global, la Iniciativa de la Ruta de la Seda, por las valiosas exportaciones de materias primas afganas.

Alemania y las deportaciones de refugiados a Afganistán

Desde que los talibanes tomaron el poder, Alemania ha organizado dos vuelos de deportación a Afganistán. Un total de 109 ciudadanos afganos fueron devueltos a su país de origen, incluidos 56 convictos. Organizaciones de derechos humanos como Pro Asyl describieron los vuelos de deportación como una "flagrante violación del derecho internacional".

Para poder deportar a afganos, el Gobierno talibán debe confirmar primero su nacionalidad, por regla, extendiéndoles un pasaporte o un certificado adecuado, para que puedan ingresar al país.

Occidente debe tener en cuenta que los talibanes controlan la vida pública en Afganistán en todos los aspectos, dice Rahimi, "esta es también la base sobre la que se asientan las relaciones de otros países con el régimen talibán”. Para los talibanes, el mero hecho de que Occidente solicite conversaciones es un gran éxito.

"El Gobierno alemán debe dialogar con muchos gobiernos y regímenes cuyas opiniones y acciones no aprobamos. Sin embargo, nuestros intereses a veces nos exigen mantener algún tipo de contacto. Cualquier otra cosa sería negar la realidad”, declaró el ministro alemán de Exteriores, Johannes Wadephul, en julio, a Redaktionsnetzwerk Deutschland.

Desastrosa situación de derechos humanos

Según ACNUR, solo en 2025 la cifra de personas retornadas de Pakistán e Irán a Afganistán aumentó desde comienzos de agosto a más de 2,1 millones. Otros 1,3 millones de personas podrían ser deportadas en septiembre, a pesar de contar con una estadía legal.

Esta catástrofe humanitaria beneficia a los talibanes, que aprovechan la mayor crisis del país para asegurarse el máximo control posible. Grupos activistas independientes coinciden en que los gobernantes islamistas suprimen sistemáticamente los derechos humanos y civiles.

Según Shukria Barakzai, exdiplomática afgana, los derechos de las mujeres, en particular, siguen siendo objeto de abusos. "Los talibanes explotan políticamente a las mujeres para sus propios fines. Aumentan la presión sobre ellas mediante nuevas restricciones para legitimar su régimen”.

Las mujeres están completamente excluidas de la vida pública. 1,4 millones de niñas mayores de doce años ya no pueden asistir al colegio. Las escuelas secundarias y las universidades también están prohibidas para las mujeres. Organizaciones de derechos humanos documentan la violencia de género contra mujeres y niñas en todo el país.

Por otro lado, opositores y periodistas temen la persecución radical por parte del movimiento islamista. Según Reporteros Sin Fronteras (RSF), al menos doce medios de comunicación fueron cerrados en 2024. Afganistán ocupa el puesto 175 de 180 en el índice mundial de libertad de prensa.

Catástrofe humanitaria en Afganistán

La situación humanitaria en el país sigue siendo catastrófica también después de cuatro años de la toma del poder por los talibanes. Según datos de la Comisión Europea, actualmente 22,9 millones de personas en Afganistán dependen de la ayuda internacional, la mitad de la población.

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas asegura que, desde principios de agosto de 2025, uno de cada cuatro afganos sufre de inseguridad alimentaria, en total, diez millones de personas. Y uno de cada tres niños en Afganistán está desnutrido. Esa crisis se agudizó desde que Estados Unidos disolvió la agencia de cooperación al desarrollo USAID. Tres millones de personas perdieron acceso a la atención médica. Se cerraron 420 hospitales.

Desde 2021, Alemania ha destinado un total de 551 millones de euros en ayuda al desarrollo para garantizar los servicios básicos en Afganistán. Los talibanes no tienen influencia en los proyectos financiados por los contribuyentes alemanes, según el Ministerio alemán de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ). Esos fondos se destinaron al Banco Mundial, instituciones de la ONU y organizaciones sin fines de lucro.

Lo que sí ha hecho el nuevo Gobierno alemán ha sido parar el "programa de admisión" para Afganistán, que permitiría viajar a Alemania a personas que, por ejemplo, trabajaron para Alemania en Afganistán antes de 2021.

(cp/ms)

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