La actividad sísmica en esta región del territorio mexiquense ha sorprendido a sus habitantes durante 2025, ya que los epicentros se han localizado en el propio municipio, a diferencia de años anteriores cuando los temblores percibidos provenían de otras regiones, lo que permitía reaccionar con mayor anticipación.
Se trata del municipio de Naucalpan, lugar en el que en 2024, vecinos de la colonia Praderas de San Mateo reportaron crujidos y movimientos de tierra, lo que llevó a investigadores a estudiar la zona. En aquel entonces, se especuló sobre la existencia de una falla geológica inactiva.
Este año, la actividad se concentra en El Molino, San Esteban y Loma Linda, con magnitudes entre 0.8 y 2.4 y profundidades menores a dos kilómetros, la mayoría ocurridos durante la noche. El primer microsismo de 2025 se registró el 17 de marzo (1.4 de magnitud, a 7 km de profundidad) y el más reciente el 8 de agosto (1.2 de magnitud, a un kilómetro).
Falla geológica vinculada a la Sierra de las Cruces
Carlos del Ángel, director del Instituto de Investigación Geológica y Atmosférica (IIGEA), explicó en entrevista para Milenio que los eventos podrían estar relacionados con una misma causa. “Es una falla en particular que termina ahí en San Antonio, si no me equivoco, Someloyucan, esta zona de San Esteban, ahí concluye, que justamente es la parte que más adelante va a dar al Río Hondo, que comúnmente los ríos marcan muchas veces los trazos de las fallas geológicas”, detalló.
El especialista indicó que el reacomodo de placas se ha hecho más evidente desde el terremoto de 2017, generando estrés sísmico en la región. Esto ha derivado en microsismos locales, similares a los observados al sur del Popocatépetl y en la Ciudad de México.
Aunque no hay un plazo definido para que esta actividad cese, podría prolongarse durante años, como ha ocurrido en otros países. También señaló que la actividad puede ser parte del ciclo natural de las fallas geológicas.
Magnitudes y riesgos para la población
Según del Ángel, la magnitud de los sismos está limitada por la longitud de la falla, por lo que no se espera que rebasen los 3 puntos. Sin embargo, fallas más extensas en la Sierra de las Cruces podrían generar movimientos de hasta 4.5 grados.
Por ahora, el riesgo para la población es bajo debido a que los epicentros no se encuentran en zonas de barranca y las vibraciones duran apenas dos segundos. “No son de tan alta magnitud y por eso las edificaciones no suelen llegar a tener daños visibles”, explicó.
No obstante, advirtió que la frecuencia de estos eventos podría afectar las construcciones. Recomendó a los habitantes revisar sus viviendas y reportar grietas diagonales a Protección Civil, así como estar atentos en zonas con cuevas, donde podría formarse un socavón.