No hubo avances entre el presidente de Estados Unidos y el líder ruso. Ahora se supone que la asediada Ucrania debe decidir, aunque no se sabe qué. Putin puede estar satisfecho: Moscú no hizo concesiones.A Donald Trump le encanta hablar, especialmente sobre sus supuestos logros como negociador y estadista. Esta vez en Alaska, pero las cosas fueron distintas. Para sus estándares, el mandatario hizo una aparición inusualmente breve ante la prensa, de apenas cuatro minutos.
Tras su reunión de tres horas con el líder ruso Vladimir Putin en una base militar estadounidense cerca de Anchorage, el presidente de Estados Unidossolo dijo que habían tenido un encuentro "sumamente productivo" y alcanzado muchos acuerdos, aunque quedaba pendiente "uno importante". "Aún no lo hemos logrado", sostuvo Trump. No ofreció más detalles.
De su boca no salió la palabra "Ucrania" y solo en una ocasión se refirió a la invasión rusa. "Detendremos las 5.000 muertes semanales, el presidente Putin también lo desea", aseguró. Sin embargo, no mencionó que Putin podría lograr ese deseo sencillamente deteniendo sus ataques contra Ucrania.
¿Se cree Trump la narrativa de la Rusia victimizada?
El invitado de Moscú se mantuvo extremadamente educado y tranquilo. Sin pestañear, señaló que la "situación" en Ucrania era un asunto de seguridad para Rusia. Puede sonar extraño en las actuales circunstancias, pero según Putin todo lo que hace al "hermano pueblo de Ucrania es una tragedia" para Rusia, "una herida terrible". Por eso, "está de verdad interesado en poner fin a esto".
Putin dio la sensación de que Rusia estaba siendo amenazada y debía responder a las provocaciones. Una inversión de la realidad que seguramente también presentó a Trump. Muchos observadores que ven de cerca los cambios de humor y las declaraciones erráticas del presidente estadounidense de 79 años, a menudo creen que Trump simplemente repite lo último que escuchó. La pregunta, por lo tanto, es hasta qué punto será absorbido por la narrativa rusa.
Zelenski debe decidir
El pasado miércoles 13 de agosto, aún parecía que Trump estaba del lado de la Ucrania atacada. En aquel momento, según el canciller de Alemania, Friedrich Merz, el presidente de Estados Unidos compartía "en gran medida" las exigencias de Occidente a Rusia, como que Ucrania era la única que podía decidir sobre su integridad territorial.
Pero, ya de regreso en Washington, Trump indicó que ahora le correspondía al presidente Volodimir Zelenski llegar a un acuerdo con Moscú.
Curiosa fascinación por Putin
Donald Trump elogió su "fantástica relación con Vladimir". Antes de la reunión, había descrito al líder ruso como un negociador inteligente. Sin embargo, hace unas semanas, había declarado que Putin decía muchas tonterías e incumplía sus promesas, incluso intensificando sus ataques contra Ucrania tras cada llamada telefónica.
Sin embargo, cuando se reúne en persona con su amigo, el autoproclamado gran negociador se niega a morder. No hubo críticas, ni siquiera sutiles. Con otros jefes de Estado ha sido menos tímido.
Trump siguió los ocho minutos de declaraciones de su invitado en la conferencia de prensa conjunta con una sonrisa pétrea. Cuando en 2018 se reunieron en Helsinki tuvo la misma expresión. En aquel entonces, Trump llegó a decir que confiaba más en el jefe del Kremlin que en sus propios servicios secretos.
Putin fue generoso en sus comentarios, elogiando las perspectivas de cooperación con Estados Unidos y agradeciendo al gobierno de Trump por sus esfuerzos para poner fin a la guerra. Sin embargo, de inmediato añadió que las "raíces del conflicto" deben ser eliminadas. Con esto, Putin se refiere a los vínculos de Ucrania con Occidente, la pertenencia de los estados del este de Europa a la OTAN y a la presencia de fuerzas de la alianza militar en el flanco oriental europeo.
¿Es Moscú la próxima parada?
La conclusión es que se hicieron públicos pocos resultados concretos. No hubo mención alguna a un eventual alto al fuego, ni siquiera pasos que encaminen hacia uno. Trump había anunciado que si la cumbre de Alaska tenía éxito, habría una reunión trilateral entre él, Putin y Zelenski. Sobre esto tampoco se habló.
"Posiblemente nos volveremos a ver pronto", dijo vagamente el presidente de Estados Unidos. Luego, el líder ruso invitó a Trump a visitar Moscú. "Podría ser", contestó Trump. ¿Será la capital rusa el lugar de la próxima cita? Eso casi con seguridad descartaría la presencia de Zelenski.
Putin esta vez fue puntual
Putin mostró buena voluntad y a diferencia de otras ocasiones no hizo esperar al presidente estadounidense. Ambos líderes llegaron casi al mismo tiempo a la alfombra roja desplegada en la base militar. Acto seguido, caminaron entre cuatro modernos aviones de combate antes de ingresar a la sala de negociaciones. Putin miró molesto al cielo cuando un avión de guerra sobrevoló su cabeza. Trump aplaudió. ¿Una demostración de poderío militar? ¿Una sutileza protocolaria?
Antes de la cumbre, Trump amenazó a Rusia con "duras consecuencias" si Putin no avanzaba hacia un alto al fuego. No está claro si estas consecuencias se aplicarán ahora, incluso contra socios comerciales de Rusia como India y China. Como sea, Trump dijo tras la reunión que "después de lo que ocurrió, es poco probable que se impongan mayores aranceles a China". Por desgracia, no especificó qué fue lo que ocurrió.
El verdadero objetivo es el Nobel de la Paz
Es probable que Trump tenga prisa por seguir las conversaciones para alcanzar la paz en Ucrania. Después de todo, el comité Nobel decidirá quién recibirá el Premio Nobel de la Paz a comienzos de octubre, en dos meses. Trump está decidido a ganarlo.
El Nobel de la Paz se entrega tradicionalmente a comienzos de diciembre en Oslo, la capital noruega. Trump cuenta con el respaldo de varios países. Incluso su exrival presidencial, la demócrata Hillary Clinton, desea apoyarlo. Pero solo si logra una "paz justa para Ucrania". Tras la cumbre de Alaska, parece estar bastante lejos de ello.
(dzc/rr)