Pese a la oposición a que el gobierno estadounidense realice operaciones en México, este lunes se informó que la Administración para el Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos arrancará el Proyecto Portero, una iniciativa bilateral dirigida a golpear el núcleo operativo de los cárteles: los llamados controladores, responsables de coordinar los corredores de contrabando en la frontera suroeste.
El programa busca frenar tanto el flujo de fentanilo, metanfetaminas y cocaína hacia Estados Unidos como el tráfico de armas y dinero en efectivo hacia México.
Según la DEA, se trata de la operación insignia en la nueva estrategia contra el crimen organizado transnacional.

Centro de inteligencia en la frontera
El proyecto contempla un programa de entrenamiento intensivo en un centro de inteligencia de la DEA, donde investigadores mexicanos trabajarán junto a agentes de la ley, fiscales, oficiales de defensa y analistas de inteligencia estadounidenses.
Se informó que con este proyecto se definirán objetivos comunes, se trazarán estrategias conjuntas y se reforzará el intercambio de información para maximizar los resultados.
Dicha iniciativa se articula con el Grupo de Trabajo de Seguridad Nacional (HSTF) de Estados Unidos, lo que permitirá coordinar acciones entre dependencias de defensa, inteligencia y justicia.
“Este es un audaz primer paso en una nueva era de aplicación transfronteriza”, explicó el administrador de la DEA, Terrance Cole.
Cooperación y tensiones
El lanzamiento del Proyecto Portero ocurre en un contexto de cooperación reforzada, pero también de presiones políticas por parte del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Desde su regreso a la Casa Blanca, el magnate republicano endureció su discurso contra el narcotráfico, amenazando con imponer un arancel del 25% a las exportaciones mexicanas e incluso con acciones unilaterales, como el uso de drones o fuerzas especiales.
En respuesta, México desplegó 10 mil elementos militares en la frontera, extraditó hasta ahora a 55 líderes criminales —incluido Rafael Caro Quintero— y reporta decomisos históricos de fentanilo, lo que fue reconocido por la Embajada de Estados Unidos como parte de los avances en los primeros meses de colaboración.
En paralelo, la presidenta Claudia Sheinbaum delinea un marco de cooperación sustentado en cuatro ejes: respeto a la soberanía, confianza mutua, colaboración y responsabilidad compartida.
De hecho, en febrero, una reunión en Washington entre el canciller Juan Ramón de la Fuente y el secretario de Estado Marco Rubio acordó nuevas acciones coordinadas, como patrullajes conjuntos y un mayor intercambio de inteligencia.