El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció recientemente que entregará misiles y fusiles a la clase obrera del país, en lo que calificó como un esfuerzo para “defender la patria” ante lo que percibe como amenazas externas, en especial de Estados Unidos.
La medida se enmarca en un contexto de creciente tensión entre Caracas y Washington, que ha respondido con advertencias y despliegues militares en la región.
En paralelo, Maduro prohibió el uso, compra, venta e importación de drones en todo el territorio venezolano, según se detalló en la nueva Gaceta Oficial.
Solo el Estado podrá autorizar su uso bajo estricto control militar, reforzando la narrativa de defensa frente a posibles incursiones extranjeras.
“Ningún imperio tocará suelo sagrado de Venezuela”: Maduro
En un discurso difundido por medios locales, Maduro calificó a Estados Unidos como un agresor externo y defendió la medida como un acto de soberanía. “Ningún imperio va a venir a tocar suelo sagrado de Venezuela”, declaró, mientras recalcó la importancia de armar a la clase obrera para garantizar la seguridad nacional.
El despliegue de armas y la regulación de drones ocurren justo cuando Estados Unidos anunció el envío de tres buques de guerra y cuatro mil soldados al Caribe, en un esfuerzo que, según la Casa Blanca, busca frenar el narcotráfico y proteger la seguridad hemisférica.
Karoline Leavitt, portavoz del gobierno de Donald Trump, señaló que Maduro “no es un presidente legítimo, es un fugitivo y jefe de un cartel narco-terrorista acusado en EE.UU. de traficar drogas”, y añadió que Washington “utilizará todo su poder para detener estas redes criminales”.
Presión política y militar desde Washington
La portavoz enfatizó que “Trump está preparado para usar cada elemento del poder estadounidense para detener el narcotráfico y asegurar que los responsables paguen por sus crímenes”.
Además, el congresista Carlos Giménez aseguró que el régimen de Maduro “se está quebrando”, mencionando figuras cercanas al gobierno que han desertado o huido del país.
El choque de declaraciones refleja una escalada de la confrontación bilateral que combina amenazas militares, sanciones y acusaciones de narcotráfico.
Mientras Maduro apuesta por la militarización interna y el control sobre tecnologías civiles como los drones, Estados Unidos refuerza su presencia en la región con fuerzas navales y tropas en alerta, consolidando un clima de tensión sin precedentes en el Caribe.