Este martes, un vagón del Tren Maya sufrió un descarrilamiento en la estación de Izamal, Yucatán. Aunque no se reportaron heridos y las autoridades señalaron que el tren ingresaba a baja velocidad, el hecho encendió alarmas en redes sociales, donde los usuarios recordaron una frase polémica relacionada con presuntos actos de corrupción en la construcción de la obra ferroviaria.
“Ya cuando se descarrile el tren va a ser otro pe...”, se escucha decir a Pedro Salazar Beltrán en una llamada telefónica obtenida por Latinus y publicada en un reportaje de marzo de 2024. Pedro es primo de los hijos del expresidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), Andy y Gonzalo López Beltrán, y está señalado por el medio como parte de una red de tráfico de influencias conocida como “El Clan”.
Tráfico de balasto sin certificación
Según el reportaje, “El Clan” habría ganado millones de pesos vendiendo balasto (la piedra que da soporte a las vías del tren) a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y a empresas constructoras del Tren Maya, sin cumplir con las certificaciones de calidad requeridas.
“A huevo, la red de corrupción. Cada tres mil metros cúbicos, pa, su mochadita, su mochadita, pa’ que den el palomazo de que todo está bien”, afirma Pedro Salazar en la misma conversación, dirigiéndose a Amílcar Olán, otro presunto operador del grupo.
El balasto, explican, debe someterse a pruebas técnicas cada tres mil metros cúbicos para asegurar su resistencia y tamaño adecuado. Sin embargo, la red habría sobornado a los laboratorios encargados de estas evaluaciones para que aprobaran el material sin realizar los estudios correctamente.
Redes sociales señalan coincidencia con advertencia
Tras el incidente en Izamal, múltiples usuarios retomaron estas frases como una advertencia que hoy se habría hecho realidad. El reportaje de Latinus también señala que Gonzalo y Andy López Beltrán estarían al mando del grupo, y que incluso el expresidente López Obrador estaba al tanto de su involucramiento en contratos relacionados con el Tren Maya.
Hasta el momento, no se ha establecido relación directa entre el descarrilamiento y los señalamientos hechos en 2024. No obstante, el episodio ha reavivado la discusión sobre las irregularidades en una de las obras más emblemáticas del sexenio anterior.