Varias oenegés internacionales han moderado su lenguaje sobre lo que sucede en Gaza, según una investigación de DW. Temen que, de lo contrario, Israel les niegue los permisos para operar en los territorios palestinos.Durante meses, sintió una profunda "sensación de ira”, dijo a DW una trabajadora humanitaria: hasta el primer semestre de 2025, trabajó en Jerusalén en el apoyo y defensa de los territorios palestinos ocupados para una importante organización de ayuda humanitaria con sede en Estados Unidos.
Durante ese tiempo, tuvo que luchar durante semanas para conseguir que se publicara una sola declaración. Los directivos de su organización, según declaró a DW, insistían en suavizar el lenguaje, considerando términos como "ocupación", "bloqueo" y "rendir cuentas" demasiado problemáticos. Sintió, dijo, eligiendo cuidadosamente sus palabras, "que participé en el blanqueamiento de la situación en Gaza", en esencia, le habían "pedido que mintiera", señaló.
"La única manera en la que podíamos describir lo que estaba sucediendo en Gaza fue a través de un lenguaje extremadamente suavizado que minimizara el papel de Israel", afirmó.
Incluso ahora, meses después de dejar su puesto y la región, dijo que está decidida a no volver a trabajar en el sector humanitario.
A lo largo de varios meses, el equipo de investigación de DW habló con 19 fuentes de una docena de organizaciones internacionales que brindan asistencia humanitaria a los palestinos. Entre la ira y la desesperación, todos los trabajadores humanitarios entrevistados por DW, a excepción de uno, pidieron permanecer en el anonimato por temor a perder sus empleos.
DW analizó correos electrónicos, mensajes y directrices internos, y corroboró los relatos de los trabajadores mediante el análisis de los sitios web de las organizaciones, las páginas explicativas y más de 100 declaraciones públicas difundidas antes y después de que Israel implementara un nuevo proceso para el registro de oenegés en marzo.
DW descubrió que, en los últimos meses, varias organizaciones habían restringido, a diversos niveles, su lenguaje en comunicados públicos sobre la guerra que Israel inició en Gaza, tras los ataques contra Israel perpetrados por Hamás, que mataron a alrededor de 1.200 personas el 7 de octubre de 2023.
Algunos destacados grupos de ayuda humanitaria se abstuvieron de emitir duras críticas, a pesar de que la guerra de Israel contra Hamás en Gaza ha matado a más de 62.000 personas, entre ellas, a 19.000 niños, y ha provocado desplazamientos y hambrunas generalizados. En al menos un caso, las directrices hasta incluyeron qué palabras estaban permitidas en reuniones privadas con donantes o políticos.
Algunas oenegés se abstuvieron de firmar declaraciones conjuntas con otras organizaciones humanitarias si incluían términos mencionados en esas directrices, u otros que sus jefes consideraban demasiado sensibles.
El conflicto por los territorios palestinos siempre ha sido complejo para las organizaciones internacionales. Sin embargo, las líneas rojas aplicadas a la comunicación en los últimos meses son particularmente restrictivas, según descubrió DW. La razón parece ser un nuevo proceso de registro aprobado por las autoridades israelíes a finales de 2024. Se informó a las organizaciones que tenían que volver a registrarse a principios de septiembre de 2025 si querían seguir operando en Gaza y Cisjordania.
Esto tuvo un "efecto disuasorio” casi inmediato en todo el sector, según declaró a DW un extrabajador humanitario.
Israel introduce los registros de oenegés
Las organizaciones deben aportara ahora datos sensibles a las autoridades israelíes, como la información privada de todo su personal palestino, incluyendo a los trabajadores sobre el terreno en Gaza. Muchas oenegés se oponen firmemente a este requisito, ya que temen que pueda poner en mayor riesgo a su personal en los territorios palestinos.
Las regulaciones permiten a los funcionarios denegar permisos a organizaciones que apoyen procedimientos legales contra soldados israelíes ante tribunales internacionales, o que empleen a personas que, en los últimos siete años, hayan expresado su apoyo al boicot a Israel.
Los trabajadores humanitarios con los que habló DW afirmaron que las estipulaciones eran intencionalmente amplias para dar a las autoridades margen de maniobra para expulsar y silenciar a cualquier actor internacional no deseado.
A mediados de agosto, 100 organizaciones internacionales condenaron el proceso de registro, afirmando que su objetivo era bloquear la ayuda imparcial, silenciar la labor de defensa y censurar la información humanitaria. Las oenegés denunciaron que no tenían garantías de que "entregar dicha información no pondría en mayor riesgo al personal ni se utilizaría para promover los declarados objetivos militares y políticos del gobierno de Israel".
DW ha averiguado que, entre bastidores, las organizaciones humanitarias han intentado negociar un proceso de registro parcial, con la esperanza de no tener que proporcionar los datos de su personal palestino en Gaza.
"Esto sienta un precedente peligroso", dijo Shaina Low, asesora de comunicación para Palestina en el Consejo Noruego para Refugiados, una de las pocas organizaciones que ha seguido siendo franca sobre Gaza. Low, la única trabajadora humanitaria dispuesta a hacer declaraciones para este artículo, habló con DW desde su domicilio en Jordania.
Todo el proceso de registro carece de transparencia, afirmó Low.
Ante las preocupaciones de las organizaciones, el Ministerio israelí de Asuntos de la Diáspora y Lucha contra el Antisemitismo, encargado de supervisar el proceso de registro, declaró a DW en un comunicado que el Gobierno de Israel "apoya la auténtica actividad humanitaria, pero no permitirá que actores hostiles operen bajo una fachada humanitaria". En el comunicado se afirma que Israel, "como cualquier Estado soberano, defenderá su soberanía y a sus ciudadanos, garantizando que el humanitarismo no se utilice como pretexto para la subversión".
"Poca visibilidad” tras el anuncio
El sector humanitario reaccionó de inmediato a las regulaciones, dijo una trabajadora humanitaria a DW. Ella afirmó que la dirección de su oenegé explicó que la organización "reduciría su visibilidad". Esto significó: "No más referencias a la Corte Penal Internacional, no más referencias a la Corte Internacional de Justicia y apenas referencias al derecho internacional humanitario".
Las palabras y términos prohibidos en los mensajes públicos varían según la organización. Según DW, dos grandes organizaciones internacionales, que son especialmente cautelosas con su lenguaje son Acción contra el Hambre (ACF) y el Comité Internacional de Rescate (IRC), con sede en Estados Unidos.
DW analizó la información pública de las organizaciones sobre Gaza y Cisjordania y revisó las declaraciones emitidas por estas entre octubre de 2023 y julio de 2025. Ambas organizaciones tienen palabras específicas que ya no aparecen en sus comunicados públicos.
En octubre de 2023, el IRC advirtió que la población de Gaza estaba bajo "asedio". La organización utilizó un lenguaje similar en declaraciones posteriores. La situación sobre el terreno no ha mejorado, pero el IRC no ha vuelto a utilizar el término después de diciembre de 2024.
Otro ejemplo son las denuncias de violaciones del derecho internacional humanitario, o el conjunto de principios y normas que rigen las acciones de los participantes en conflictos armados.
En octubre de 2023, ACF publicó una declaración condenando "los ataques deliberados y desproporcionados contra civiles, calificándolos de inaceptables y de ser una violación del derecho internacional humanitario", tras la escalada de violencia en Israel y Gaza.
La organización continuó denunciando las violaciones del derecho internacional humanitario en declaraciones posteriores. Sin embargo, tras el anuncio de la nueva política de registro, ACF dejó de calificar actos específicos como violaciones del derecho internacional humanitario.
Confrontada con las revelaciones de DW, ACF escribió en respuesta que "lo más importante es garantizar la continuidad de las operaciones, el acceso a las poblaciones vulnerables y la dedicación a los principios humanitarios. Acción contra el Hambre sigue exigiendo un alto el fuego inmediato y permanente, respeto hacia el derecho internacional humanitario, el acceso humanitario sin trabas, la liberación de rehenes y la protección de los civiles y trabajadores humanitarios".
Antes de la publicación de este artículo, el IRC no respondió a la solicitud de DW de comentar algo al respecto.
Organizaciones bajan el tono de su lenguaje
DW tuvo acceso a la lectura de mensajes internos en los que la dirección de una importante organización internacional se refería explícitamente al nuevo proceso de registro como la principal razón para moderar su lenguaje o no firmar declaraciones conjuntas.
Un trabajador humanitario mostró a DW documentos internos, incluyendo borradores con declaraciones y mensajes en los que se le había pedido que eliminara una cita de un colega gazatí considerada como "demasiado emotiva".
"Cada vez inventan una nueva excusa: 'Esta no se puede verificar', 'esta podría poner en riesgo nuestro registro'", dijo. El hombre, cuya sala de estar estaba adornada con una enorme bandera palestina y tenía familiares intentando sobrevivir en Gaza, tuvo dificultades para asimilar lo que se le pedía.
Otra fuente afirmó que la un miembro sénior de la directiva comunicó repetidamente en las reuniones que mantener las operaciones era primordial. "A lo que yo siempre respondía: ¿Qué operaciones?", sostuvo.
Las organizaciones humanitarias se han enfrentado a crecientes desafíos para operar en Gaza y Cisjordania desde el comienzo de la guerra. Han tenido dificultades para renovar sus visas humanitarias, y en su personal hubo muertos y heridos en operaciones militares israelíes. Israel ha restringido el flujo de ayuda a Gaza, cesándolo en ocasiones por completo. En mayo de este año, implementó un programa de distribución de ayuda que excluye a las organizaciones humanitarias establecidas.
Aunque solo se permite la entrada a Gaza de una pequeña cantidad de ayuda procedente de organizaciones internacionales, la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF, por sus siglas en inglés), creada en febrero de 2025, con sede en Estados Unidos, se ha hecho cargo de la distribución. La GHF gestiona únicamente cuatro puntos de distribución, lo que obliga a los palestinos a caminar durante horas para acceder a los alimentos.
Según Naciones Unidas, más de 1.300 palestinos murieron a manos de las fuerzas israelíes y de agentes de seguridad privados mientras buscaban alimentos entre mayo y finales de julio, incluyendo 859 en las inmediaciones de los emplazamientos de la GHF. Muchos más han resultado heridos.
Un médico describió a DW por teléfono desde Gaza que el hambre en el territorio es generalizada y que los centros de distribución de la GHF eran "un lugar mortal".
En una declaración escrita, la GHF manifestó a DW que "estas acusaciones son falsas y exageradas, y provienen directamente del Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamás, que lamentablemente siguen repitiéndose, sin verificación, en los medios de comunicación".
Defensa, una "responsabilidad”
Ante el casi monopolio de la GHF sobre la distribución de ayuda y el nuevo proceso de registro israelí para las oenegés, los trabajadores humanitarios afirmaron haberse visto obligados a tomar una decisión angustiosa: alzar la voz y arriesgarse a que les negaran el permiso para ayudar a los necesitados, o restringir su lenguaje y esperar poder entregar ayuda a los palestinos. En muchos casos, según la investigación realizada por DW, los jefes de las oenegés optan por esta última opción.
"Tienes dos opciones, y ambas son las opciones falsas", dijo una trabajadora humanitaria.
La defensa de los derechos, indicó otra, "es nuestra mayor responsabilidad".
Varios trabajadores humanitarios con los que habló DW afirmaron que abstenerse de hablar no garantizaba que pudieran brindar asistencia a los palestinos necesitados.
"No hemos visto que guardar silencio, manteniendo un perfil bajo, te permita mayor acceso y hacer tu trabajo", dijo Low, del NRC.
Debido a la prohibición de la entrada a Gaza a la prensa internacional y a mayores restricciones a las oenegés, los trabajadores humanitarios temen que Israel esté intentando expulsar a los últimos observadores internacionales e independientes sobre el terreno.
Una trabajadora humanitaria predijo que, algún día "la gente desearía haber hablado más, y haberlo dicho antes".
¿No es acaso su trabajo, preguntó, hacer todo lo posible "para detener algo tan horrible como esto"?
Con la autocensura de las organizaciones a medida que la guerra continúa, los esfuerzos y las experiencias de los trabajadores humanitarios, a menudo, parecen entrar en conflicto con las prioridades políticas de las oenegés que los emplean y en detrimento de la población civil de Gaza. "Si no podemos hablar de cómo sobrevive la gente de Gaza”, dijo, "estamos pintando una realidad completamente diferente”.
(rmr/cp)