Leandro de Souza, famoso por tener prácticamente todo el cuerpo tatuado, reapareció con el rostro casi limpio tras varias sesiones de láser. El contraste con su antigua imagen —diseños oscuros tipo “calavera” ocupando frente, pómulos y mentón— es contundente: hoy se ven cejas, facciones y expresión sin tinta, y las fotos del antes y después volvieron a explotar en redes.
Leandro cuenta que entró en una nueva etapa personal: dejó atrás excesos, se acercó a la fe, y puso por delante su familia y su futuro laboral. Dice que su imagen anterior le cerraba puertas y que, con el tiempo, ya no se sentía cómodo mirándose al espejo con el rostro completamente tatuado. No reniega del tatuaje como cultura, pero sí desaconseja tatuarse la cara por las consecuencias cotidianas.
¿Cómo es el procedimiento para quitarse los tatuajes?
La eliminación se realiza con múltiples láseres en sesiones espaciadas. Primero se fragmenta el pigmento; luego el cuerpo lo va eliminando gradualmente. En la cara duele más que tatuarse, incluso usando anestesia local.
Tras cada sesión, hay inflamación, costras y enrojecimiento; se aplican pomadas, compresas frías y reposo relativo. El plan requiere varias rondas, con pausas para que la piel sane y evite manchas o cicatrices.

Así luce ahora
Las imágenes recientes muestran un rostro despejado, con el tono de piel aclarándose de forma pareja. Ya no hay bloques negros en frente y pómulos; la expresión cambió y la mirada luce más abierta. Sigue habiendo zonas en recuperación —normal en estas terapias—, pero el avance es evidente respecto a meses anteriores.

El proceso no es instantáneo: cada sesión suma, pero el resultado se cocina a fuego lento. Leandro continúa documentando su transformación en redes y mantiene una meta concreta: estabilidad, trabajo formal y bienestar familiar. Su mensaje, en corto: piénsalo dos veces antes de llevar tinta a la cara.