En medio del desfile militar por el 80 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial, en la icónica Plaza de Tiananmén de Pekín, un micrófono abierto captó una conversación inesperada entre el presidente chino Xi Jinping y el líder ruso Vladimir Putin.
El diálogo, breve pero contundente, habló de longevidad, biotecnología y hasta la posibilidad de alcanzar la inmortalidad. Minutos después, el video se volvió viral en redes sociales y medios internacionales, generando un debate global sobre ciencia, poder y propaganda.
El episodio ocurrió mientras Xi y Putin caminaban, hombro con hombro, hacia el palco principal acompañados por el líder norcoreano Kim Jong-un. Según la traducción oficial, Putin comentó que con el desarrollo de la biotecnología “los órganos humanos pueden trasplantarse una y otra vez” y que la ciencia permitiría incluso “alcanzar la inmortalidad”.
Xi, con un tono sereno, respondió:
“Las predicciones dicen que en este siglo los humanos podrían vivir hasta los 150 años”.
Un diálogo viral que combina poder y ciencia
El intercambio apenas duró unos segundos antes de que la señal oficial cambiara de plano, pero fue suficiente para que el fragmento se difundiera a nivel mundial.
El video transmitido por CCTV, replicado por cadenas como CGTN, AP y Reuters, sumó millones de vistas en cuestión de horas, mientras las imágenes de los tres líderes caminando juntos reforzaban la narrativa de una alianza cada vez más sólida entre China, Rusia y Corea del Norte.
Frente a más de 50 mil asistentes y bajo la mirada de más de 400 millones de espectadores en televisión y casi dos mil millones de conexiones online, el desfile exhibió misiles hipersónicos, drones de combate y tecnología militar avanzada, un mensaje de fuerza y dominio dirigido tanto a su población como a Occidente.
Minutos después, Xi pronunció un discurso solemne en el que advirtió que el mundo se encuentra en una encrucijada entre “paz o guerra”.
Biotecnología y poder: un mensaje más allá de la anécdota
Aunque para muchos el diálogo suena anecdótico, analistas lo han interpretado como una señal clara de cómo Pekín y Moscú están utilizando la narrativa científica como herramienta de poder.
Hablar de biotecnología, longevidad e inmortalidad en un acto cargado de simbolismo político refuerza la idea de que las potencias emergentes buscan proyectar dominio no solo militar y económico, sino también sobre el futuro de la vida humana.
El intercambio también refleja un fenómeno más amplio: la competencia global por el liderazgo en campos como la inteligencia artificial, la medicina regenerativa y la manipulación genética.