Durante el Grito de Independencia en el Zócalo de la Ciudad de México, la presidenta Claudia Sheinbaum pronunció un gesto simbólico que ha dado mucho de qué hablar: en su discurso, nombró a Josefa Ortiz de Domínguez por su nombre de soltera, un reconocimiento que muchos consideran una reivindicación histórica de las mujeres que fueron parte fundamental en la lucha por la independencia de México.
Josefa Ortiz de Domínguez es una de las figuras más representativas de esta lucha, conocida como “La Corregidora”. Su papel decisivo al alertar a los insurgentes sobre la conspiración de 1810 fue clave en los primeros pasos hacia la independencia, pero, a pesar de ello, a lo largo de la historia su figura ha estado principalmente ligada al apellido de su esposo, Miguel Domínguez. En la tradición histórica, muchas veces las mujeres de su época fueron reconocidas principalmente por su relación con figuras masculinas, pero este 15 de septiembre, el nombre de soltera de Josefa fue pronunciado con orgullo por la presidenta.
Un acto simbólico con profundas implicaciones
La mención de Josefa Ortiz de Domínguez por su nombre de soltera no solo es un reconocimiento a su rol en la historia, sino también una llamada de atención sobre el papel de las mujeres en la independencia y su visibilidad en la narrativa oficial. En la época de la Colonia, el uso del nombre de casada era la norma y, en el caso de Josefa, reflejaba las tradiciones sociales del momento. Sin embargo, hoy, en pleno siglo XXI, esta mención de su nombre de soltera resalta un cambio en cómo vemos y valoramos a las mujeres que, como ella, marcaron la historia de México.
Aunque el nombre de casada fue la norma en su tiempo, la independencia de su pensamiento y sus acciones políticas, que desbordaron las expectativas de su rol como esposa, demuestran que Josefa fue mucho más que la mujer de Miguel Domínguez. En su valentía, al involucrarse de manera activa en la conspiración, nos dejó un legado mucho más allá del ámbito familiar.
Un gesto para reconocer el legado femenino
En un momento tan significativo como el Grito de Independencia, el uso de su nombre de soltera por parte de la presidenta Sheinbaum también puede ser interpretado como una reivindicación de la figura femenina en la historia. Josefa Ortiz de Domínguez fue una de las mujeres que, a pesar de las restricciones de su tiempo, decidió alzar la voz y hacer frente a los desafíos que le presentaba su contexto social.
Hoy, el recordar su nombre en los términos en que ella misma pudo haberse sentido más representada se convierte en una forma de visibilizar las contribuciones de las mujeres a lo largo de la historia, que por mucho tiempo fueron minimizadas.
¿Qué hubiera pensado Josefa?
Aunque no podemos saber con certeza cómo se hubiera sentido Josefa Ortiz de Domínguez al respecto, la historia nos deja una lección sobre la importancia de recordar a las mujeres por sus propios méritos, independientemente de los apellidos que la sociedad haya querido asignarles. Sin duda, la mención de su nombre de soltera en un momento tan importante subraya que la historia de la independencia no se limita a los hombres, sino que fue también, y en gran medida, la lucha de muchas mujeres.
Hoy, mientras celebramos la independencia de México, quizás sea el momento adecuado para cuestionarnos si realmente estamos recordando a las figuras históricas de la forma en que ellas hubieran querido ser recordadas, o si seguimos atrapados en los marcos sociales del pasado.