En un momento histórico para Palestina —con el avance de la Flotilla Sumud en el Mediterráneo, gobiernos europeos reconociendo al Estado palestino y la voz inédita de México hablando de “genocidio”— Publimetro logró contactar, contra todo pronóstico y en exclusiva, a Yahya Al-Sarraj, alcalde de Gaza. Pese al bloqueo, la censura informativa y los cortes de comunicación que aíslan a la Franja, Al-Sarraj rompió el cerco para hablar con nuestro medio.
¿Qué significa para su pueblo el creciente reconocimiento global al Estado palestino y cómo lo están viviendo más allá de los discursos diplomáticos?
— Es un mensaje de esperanza. Nos dice que aún hay voces libres que creen en la justicia y que alzan la voz por la libertad de Palestina. Pero este respaldo no es suficiente. Necesitamos acciones urgentes que presionen para detener la agresión y el genocidio en Gaza. El pronunciamiento de la presidenta de México es muy valioso. Esperamos que se traduzca en medidas concretas que frenen la violencia.

México, con Claudia Sheinbaum, ha usado por primera vez la palabra “genocidio”. ¿Qué representa para ustedes este posicionamiento?
— Es un paso muy importante. No es común que un líder latinoamericano reconozca nuestra tragedia con esa claridad. Significa que nuestra voz cruza océanos. Pero no basta con las palabras; requerimos presión diplomática real, sanciones y un compromiso firme con los derechos humanos.
Como alcalde, ¿cuál ha sido el momento más doloroso desde el inicio del conflicto y cuáles son hoy las necesidades más urgentes?
— Esta ofensiva ha sido devastadora. No hay electricidad, los servicios municipales colapsaron, los desechos se acumulan, no hay medicina ni alimentos suficientes. Es inhumano. Padres y madres no pueden alimentar a sus hijos ni darles un techo. Gaza se ha convertido en una ciudad sin refugio.

La Flotilla Sumud busca romper el bloqueo en el Mediterráneo. ¿Qué representa para ustedes este acto de solidaridad civil internacional?
— Es un recordatorio de que no estamos solos. Aunque no cambiará de inmediato la realidad, mantiene viva la causa palestina. Nos dice que hay ciudadanos en el mundo que no se rinden ante la indiferencia y que luchan por nuestra libertad.
El 7 de octubre marcó un antes y un después. ¿Qué reflexión le deja esa fecha? ¿Cree que la liberación de rehenes puede cambiar el curso de la situación?
— Fue un punto de quiebre. Desde ese día sabíamos que vendría una respuesta dura, pero nadie imaginó esta escala de genocidio. Ojalá este momento sirva para que el mundo reaccione de verdad, busque la paz y garantice justicia. Palestina lleva más de un siglo negada. Ya es hora de que se nos reconozca el derecho a vivir.
¿Qué futuro vislumbra para Gaza y en qué se sostiene la esperanza de su pueblo?
— Gaza tiene más de 5 mil años de historia. Ha sido destruida muchas veces, pero siempre resurge. La esperanza vive en cada niño que sueña con volver a su escuela, en cada familia que anhela reconstruir su hogar. Estamos ya planeando el futuro. Tenemos proyectos hasta el año 2050 en agua, saneamiento e infraestructura. Queremos reconstruir, no desaparecer.
Por último, ¿cuál es su llamado al mundo, tanto a gobiernos como a la sociedad civil?
— Gaza necesita apoyo, no compasión. Merecemos vivir con fronteras abiertas, con comercio justo y autodeterminación. No es solo una crisis humanitaria: es una prueba para la humanidad. Hoy más que nunca, el mundo debe decidir si guarda silencio ante el genocidio o actúa con valentía.





