El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, vivió una de las escenas más incómodas de su carrera diplomática. Al llegar a la Asamblea General de la ONU en Nueva York para pronunciar su esperado discurso sobre Gaza, decenas de delegados se levantaron de sus asientos y abandonaron la sala, dejándolo prácticamente hablando “solo” frente a un hemiciclo vacío.
La imagen de Netanyahu en el podio, con filas enteras de asientos vacíos, rápidamente se viralizó en redes sociales y fue interpretada como un complot diplomático silencioso contra Israel.
La protesta diplomática se hace viral
Videos difundidos por medios internacionales y en la transmisión oficial muestran a delegaciones enteras saliendo de manera coordinada antes del inicio del discurso. El abandono fue presentado por algunos medios como “la mayoría de países”, mientras que otros hablaron de “decenas de delegados”.
El efecto fue devastador: el boicot se robó la atención mundial, eclipsando el contenido del discurso de Netanyahu, quien insistió en que Israel debe “terminar el trabajo” contra Hamas.
Netanyahu y la narrativa israelí en crisis
El premier israelí intentó usar su participación para reafirmar que Israel no cederá ante las presiones internacionales.
Criticó a los países que reconocieron recientemente al Estado palestino, acusándolos de “recompensar el terrorismo”. También advirtió sobre la amenaza de Irán y justificó la ofensiva militar en Gaza.
Sin embargo, las palabras quedaron opacadas por la fuerza simbólica del vacío diplomático. La protesta fue vista como una señal de aislamiento internacional sin precedentes para Israel.
Una coyuntura marcada por acusaciones de genocidio
El “complot” contra Netanyahu en la ONU ocurre en medio de un contexto adverso:
- Una comisión de la ONU concluyó que Israel ha cometido genocidio en Gaza.
- Países europeos y latinoamericanos han reconocido formalmente al Estado palestino.
- El Tribunal Penal Internacional mantiene abiertas órdenes de investigación que podrían alcanzar al propio Netanyahu.
Todo esto convirtió su visita a la ONU en un desafío diplomático, al punto que viajó evitando espacio aéreo europeo por temor a ser arrestado.
El boicot silencioso puede tener varias repercusiones:
- Dar más fuerza a la campaña internacional para reconocer a Palestina.
- Incrementar las presiones por sanciones económicas contra Israel.
- Debilitar la imagen de Netanyahu en casa, mostrando un primer ministro aislado.
- Acelerar la narrativa de que la guerra en Gaza dejó de ser un conflicto regional para convertirse en un tema central de legitimidad internacional.