Mundo

FOTOS: Ella es Aryatara Shakya, la niña de 2 años elegida como nueva diosa viviente en Nepal

La Kumari, diosa viviente de Nepal, es adorada por hindúes y budistas. Aryatara reemplaza a la anterior diosa

La vida fuera del Kumari Ghar puede ser difícil para las ex kumaris, enfrentando retos al adaptarse a la vida mortal.
La vida fuera del Kumari Ghar puede ser difícil para las ex kumaris, enfrentando retos al adaptarse a la vida mortal. Foto: Ilustración Kumari

En una tradición que ha cautivado al mundo durante siglos, Nepal ha proclamado a una nueva “diosa viviente”. Aryatara Shakya, una niña de apenas 2 años, ha sido elegida para reemplazar a la actual Kumari, la diosa viviente venerada tanto por hindúes como por budistas en este país del Himalaya.

Este evento marca un hito en la cultura nepalí, donde la niña será adorada como la reencarnación de la diosa hindú Taleju hasta llegar a la pubertad.

Cada vez que una nueva Kumari es elegida, el mundo observa con asombro la profunda espiritualidad que envuelve esta antigua tradición. La Kumari es una niña seleccionada de las familias del clan Shakya, una comunidad indígena Newar del valle de Katmandú.

Esta figura es venerada como una diosa viviente, y se cree que alberga la esencia divina de Taleju. Sin embargo, su reinado divino solo perdura hasta que llega la pubertad, momento en el que se cree que la divinidad abandona su cuerpo, y comienza la búsqueda de una nueva Kumari.


¿Cómo se elige a la Kumari?

La selección de una nueva Kumari es un proceso extremadamente riguroso. Las niñas deben tener entre 2 y 4 años, cumplir con estrictos requisitos físicos (como tener piel, dientes, ojos y cabello impecables), y deben pertenecer a las familias Shakya del valle de Katmandú.

Además, se examinan sus cartas astrológicas, y las niñas elegidas deben ser valientes, sin miedo a la oscuridad, lo que simboliza su pureza y conexión con lo divino.

El martes 30 de septiembre de 2025, Aryatara Shakya fue transportada en un palanquín ceremonial desde su hogar en Katmandú hasta el Kumari Ghar, el templo-palacio donde residirá durante su reinado.

Durante la procesión, miles de devotos y turistas acompañaron a la niña en su camino, algunos tocando sus pies como muestra de respeto y adoración. Este ritual, profundamente simbólico, refleja el amor y la devoción de los nepalíes hacia la Kumari, quien, a pesar de su corta edad, es vista como un ser divino.

La vida de la Kumari: Aislada y venerada

Una de las características más intrigantes de la vida de la Kumari es su aislamiento. Durante su reinado, la niña debe vivir recluida en el Kumari Ghar, un palacio que sirve tanto de hogar como de templo.

Aunque no se le permite salir del palacio más que durante festivales, los devotos y turistas pueden verla y rendirle homenaje. A pesar de su estatus sagrado, la Kumari lleva una vida estructurada, con educación privada dentro del palacio y visitas regulares de sus familiares.

Este aislamiento no es solo una medida para preservar su pureza espiritual, sino también una forma de garantizar que la Kumari se mantenga apartada de las influencias externas mientras desempeña su rol divino.

Los desafíos para las ex kumaris

Una vez que la Kumari alcanza la pubertad y su estatus de diosa viviente termina, la niña regresa a la vida “normal”. Sin embargo, este proceso no siempre es fácil. Las ex kumaris enfrentan desafíos emocionales y sociales significativos al adaptarse a la vida fuera del palacio.

Muchas luchan por encontrar un lugar en la sociedad, y algunas se enfrentan a dificultades para realizar tareas cotidianas y asistir a la escuela. Además, el folclore nepalí sostiene que los hombres que se casan con una ex kumari mueren jóvenes, lo que complica aún más las posibilidades de matrimonio para estas niñas.

DV Player placeholder

Tags

Lo Último