El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la imposición de un arancel del 25% a todos los camiones medianos y pesados importados, a partir del 1 de noviembre, una medida que impactará directamente a México, principal proveedor de este tipo de vehículos al mercado estadounidense.
El anuncio fue realizado por el mandatario a través de su red social Truth Social, donde argumentó que la medida busca proteger a los fabricantes nacionales —entre ellos Peterbilt, Kenworth, Freightliner y Mack Trucks— bajo el argumento de “seguridad nacional”.
De acuerdo con datos del Departamento de Comercio de Estados Unidos, entre enero y julio de este año el país importó 32 mil 410 millones de dólares en camiones, autobuses y vehículos especiales, de los cuales México aportó cerca del 80%.
La decisión se deriva de una investigación realizada bajo el Artículo 232 de la Ley de Expansión Comercial, que faculta al Ejecutivo estadounidense a aplicar aranceles a productos considerados esenciales para la seguridad nacional. El informe oficial concluyó que un “pequeño grupo de proveedores extranjeros domina el mercado” mediante “prácticas comerciales depredadoras”.

Posible impacto en México y el T-MEC
La medida podría tensionar la relación comercial entre Estados Unidos, México y Canadá, socios del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), ya que empresas como Ford, General Motors (GM) y Stellantis fabrican una parte importante de sus camiones medianos en territorio mexicano, aprovechando los beneficios del acuerdo regional.
En contraste, compañías como Paccar y Volvo, que producen la mayoría de sus unidades dentro de Estados Unidos, serían las principales beneficiadas. El director ejecutivo de Paccar, Preston Feight, había advertido previamente que los aranceles al acero y al aluminio impuestos por el gobierno de Trump generaban una desventaja de costos frente a los vehículos ensamblados en México.

Reacciones divididas
Grupos proteccionistas como la Coalición para una América Próspera celebraron la decisión, argumentando que fortalecerá el empleo y la producción nacional. Sin embargo, analistas y representantes del sector automotriz advirtieron que los nuevos gravámenes podrían encarecer el transporte de carga, alterar las cadenas de suministro y elevar los costos logísticos para consumidores y empresas en ambos países.
La Secretaría de Economía mexicana no ha emitido aún una postura oficial, pero especialistas anticipan que el tema podría ser llevado a revisión dentro de los mecanismos del T-MEC, debido a su posible impacto en la competitividad regional.