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El 7 de octubre fue como vivir 53 ‘11-S’ en un solo día”: José Lev Álvarez

A dos años del ataque de Hamás que cambió para siempre la seguridad en Medio Oriente, los analistas israelíes José Lev Álvarez y Alberto Spektorowski explican por qué Israel considera su respuesta “lógica, desproporcionada y necesaria”.

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ARCHIVO - Milicianos trasladan en una motocicleta a la civil israelí Noa Argamani, que fue tomada como rehén, en el sur de Israel, el 7 de octubre de 2023. (AP Foto) AP (AP)

Este martes se cumplen dos años del 7 de octubre de 2023, el día en que el grupo islamista Hamás lanzó un ataque coordinado que dejó más de mil 200 israelíes asesinados y cientos de secuestrados. Aquel amanecer —marcado por la irrupción de milicianos armados, incendios y ejecuciones en comunidades cercanas a la frontera— abrió una nueva etapa de la guerra en Gaza y reconfiguró la política de seguridad de Medio Oriente. “Fue como vivir 53 ataques del 11 de septiembre en un solo día”, resume José Lev Álvarez, analista y exsargento de las fuerzas especiales israelíes, quien considera que ese hecho debe seguir siendo el eje para comprender todo lo que vino después.

Lev Álvarez explica que lo ocurrido no fue un enfrentamiento militar clásico, sino un acto planificado contra civiles: “Entraron a orfanatos, quemaron bebés, decapitaron personas y secuestraron familias enteras”. Para él, la magnitud del ataque justifica la respuesta israelí en un contexto donde Hamás usa hospitales, escuelas y túneles subterráneos como escudos humanos. “En Gaza hay más de 500 kilómetros de túneles. ¿Cómo se libra una guerra limpia en un terreno donde los combatientes se visten de civiles y se esconden bajo hospitales?”, plantea.

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ARCHIVO - Soldados israelíes miran fotos de personas asesinadas por milicianos de Hamás en un ataque transfronterizo perpetrado el 7 de octubre de 2023 en el festival musical Nova, durante una visita al lugar en Re'im, en el sur de Israel, cerca de la f AP (Oded Balilty/AP)

Desde su perspectiva, el verdadero campo de batalla también es informativo. Considera que en Europa y América se ha impuesto una narrativa que reduce el conflicto a cifras sin contexto, y acusa a sectores políticos de utilizar el tema palestino para desviar problemas internos. “El sesgo mediático invisibiliza la amenaza terrorista y presenta a Israel como el agresor, cuando en realidad fue la víctima de un genocidio el 7 de octubre”, afirma.

Sobre la flotilla internacional “Sumud”, que en días recientes buscó llegar a Gaza con ayuda humanitaria, Lev Álvarez asegura que fue más un acto político que una misión humanitaria. “Nuestros equipos navales revisaron embarcaciones sin encontrar comida ni medicinas, solo cámaras y activistas. Era un show mediático. Además, la costa de Gaza está minada; si un barco explota, Israel termina cargando con la culpa”. En su opinión, el objetivo fue provocar una reacción y mantener la atención mediática.

El especialista insiste en que la mayoría de la ayuda humanitaria sí entra a Gaza, pero es controlada por Hamás: “Israel ha permitido millones de toneladas de suministros, pero hasta el 85% termina en túneles o en el mercado negro. Lo que la gente ve en redes son clips de segundos, no la cadena logística real”.

Pese al aislamiento diplomático que reconoce en el actual contexto, Lev Álvarez considera que Israel sigue siendo “la trinchera de Occidente” frente al extremismo. “Es el único país democrático y estable en una región rodeada de amenazas. Criticarlo es fácil, pero el día que Europa o América sufran ataques coordinados, pedirán ayuda al Mossad”.

Para él, recordar el 7 de octubre no es una cuestión política, sino de memoria histórica: “Fue un genocidio contra el pueblo judío. Olvidarlo sería repetir el error de minimizar el terror. Israel no combate por ambición, combate por supervivencia”.

“La respuesta de Israel debía ser desproporcionada”: Alberto Spektorowski

Cuando Hamás lanzó su ataque más brutal contra Israel, el académico Alberto Spektorowski, profesor y analista político israelí, no duda en señalar el hecho como “uno de los peores fracasos de los servicios de inteligencia” en la historia moderna del país. Sin embargo, matiza: el error no justifica la inacción. “Para todo Israel, la respuesta lógica debía ser desproporcionada. La doctrina de seguridad israelí, desde sus inicios, siempre se basó en la respuesta desproporcionada. Y eso es lógico. A Europa no le gusta porque vivimos en planetas diferentes: allá prefieren morirse antes que hacer daño”.

Spektorowski describe el ataque del 7-O como un trauma colectivo que redefinió la percepción israelí de vulnerabilidad. Pero, sobre todo, como el momento que puso a prueba los cimientos de la doctrina de defensa preventiva. Desde su visión, no responder con contundencia habría significado rendirse ante una organización que utiliza el terror como método y la propaganda como escudo moral. “Hamás hizo de los escudos humanos la base de su estrategia. Es imposible combatir eso y a la vez respetar los derechos humanos. La única alternativa para Israel era rendirse”.

Para el académico, la incomprensión de la respuesta israelí en Occidente tiene raíces más ideológicas que éticas. “Europa y buena parte de la academia adoptaron la teoría poscolonial: Israel es visto como un ente colonialista y, por tanto, todo lo que haga se considera genocidio. En esa lógica, los palestinos no solo pueden resistir, sino que tienen el deber moral de hacerlo. Es una narrativa peligrosa y profundamente sesgada”.

Sobre la flotilla “Sumud”, coincide con Lev Álvarez en que fue un instrumento político más que un gesto humanitario. “Totalmente propagandístico. No hay un mínimo interés real por los derechos humanos de los palestinos. Lo que hay es una instrumentalización del sufrimiento para atacar diplomáticamente a Israel”. A su juicio, cada iniciativa de ese tipo busca erosionar la legitimidad israelí en foros internacionales, sin aportar soluciones reales a la crisis humanitaria.

Respecto a las perspectivas de paz, Spektorowski es directo: “Se negocia no para lograr la paz, sino arreglos momentáneos. Lo que intenta imponer Trump con su propuesta es un arreglo a largo plazo, pero aún no se ha percatado de que con Hamás eso es imposible. Hamás debe ser derrotado y quedar fuera de cualquier acuerdo futuro, si es que uno piensa realmente en paz”.

Finalmente, aborda el debate sobre el uso de la fuerza y la crítica a la “desproporcionalidad”. “Claro que existe una doble vara —dice—. Lo que se le exige a Israel no se le exige a nadie más. Esa doble moral nace de dos factores: la mentalidad poscolonial y una nueva dosis de antisemitismo que ha vuelto a permear la política occidental. Es una combinación que explica buena parte del aislamiento actual de Israel, pero también la confusión moral del mundo ante el terrorismo”.

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