Mary E. Brunkow, genetista estadounidense y una de las tres ganadoras del Premio Nobel de Medicina 2025, contó que al recibir la llamada desde Suecia pensó que se trataba de un intento de estafa telefónica.
Horas después, ya rodeada de periodistas en la puerta de su casa, comprendió que acababa de recibir el máximo reconocimiento científico del mundo.
La llamada que parecía una broma
A las 3:00 de la madrugada, el teléfono de Brunkow sonó con un número desconocido proveniente de Suecia.
“Vi el número y pensé: esto es spam, así que apagué el teléfono y volví a dormir”, relató entre risas durante la llamada oficial con nobelprize.org.
Minutos después, su esposo bajó las escaleras sorprendido: había periodistas en el porche de su casa en Seattle. Afuera, una reportera de Associated Press confirmaba la noticia: Mary Brunkow acababa de ganar el Nobel de Medicina.
“Ahora son las 4:30 de la mañana. Estoy sentada en la mesa del comedor, mi esposo anda por aquí y el perro está confundido. No entiende por qué estamos despiertos”, contó divertida la científica.
Un Nobel por descubrir cómo el cuerpo evita atacarse a sí mismo
Brunkow recibió el galardón junto con Fred Ramsdell (EE.UU.) y Shimon Sakaguchi (Japón) por sus descubrimientos sobre la tolerancia inmune periférica, el mecanismo que evita que el sistema inmunológico destruya los propios tejidos del cuerpo.
En 2001, Brunkow y Ramsdell identificaron el gen Foxp3, responsable de regular un tipo de células conocidas como linfocitos T reguladores (Tregs). Este hallazgo explicó por qué algunos pacientes —y ratones de laboratorio— sufrían enfermedades autoinmunes graves como el síndrome IPEX.
Años después, Sakaguchi demostraría que ese gen era el “interruptor maestro” que controla el equilibrio del sistema inmune, cerrando así el círculo de un descubrimiento que cambió la medicina moderna.
De un hallazgo antiguo a un Nobel inesperado
Durante la conversación telefónica, Mary Brunkow reconoció que ya no trabaja en inmunología y que su carrera tomó otro rumbo desde hace años:
“Mi carrera científica ha cambiado mucho desde entonces. Ya no trabajo en ese campo, pero es un honor haber formado parte de aquel equipo.”
Con humildad, subrayó que el mérito fue colectivo:
“Fue un esfuerzo de grupo increíble, con muchas personas brillantes trabajando juntas. Espero que todo esto, al final, ayude a los pacientes.”
El valor de la ciencia en los 90
La genetista también recordó lo difícil que fue clonar un gen hace más de dos décadas:
“Encontrar ese gen fue un trabajo de resistencia molecular. Era una mutación diminuta, pero con un efecto enorme en el sistema inmune.”
Comparó la ciencia de entonces con la de hoy:
“La forma en que lo haríamos ahora es completamente diferente. Es increíble cuánto ha cambiado la tecnología.”
Un momento tan humano como histórico
Entre risas, Brunkow compartió el detalle más tierno de la madrugada: su perro, desconcertado por el alboroto, fue sacado de la habitación por su esposo.
“El perro no entiende nada. No debería estar despierto a esta hora”, dijo.
El Premio Nobel de Medicina 2025, dotado con 11 millones de coronas suecas (alrededor de un millón de dólares), reconoció a los tres científicos por abrir el campo de la tolerancia inmune periférica.
Sus hallazgos sentaron las bases de terapias modernas para enfermedades autoinmunes, cáncer y trasplantes, y son considerados uno de los pilares de la inmunología contemporánea.