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Del hospital a la cárcel: dan de alta a Lex Ashton, presunto autor del brutal ataque en CCH Sur

A su salida del hospital también se cumplimentó la orden de aprehensión, que no había sido ejecutada por su estado de salud

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. Foto: (Especial)

El 22 de septiembre, estudiantes del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Sur fueron víctimas de uno de los ataques más violentos registrados en una institución educativa en la Ciudad de México. Lex Ashton “N”, de 19 años, ingresó armado con un cuchillo y una guadaña al plantel, atacando directamente a Jesús Israel Hernández, de 16 años, quien murió tras recibir heridas mortales en el cuello y abdomen.

El agresor también lesionó a Armando “N”, trabajador del plantel de 65 años, que intervino para defender a los estudiantes. Armando ya fue dado de alta y se recupera en casa.

Tras el ataque, Ashton fue detenido en el lugar y trasladado bajo custodia policial a un hospital público, donde permaneció internado y vigilado por elementos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana hasta este viernes.

Alta médica y detención inmediata

La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México obtuvo una orden de aprehensión desde el 6 de octubre por homicidio calificado y lesiones dolosas, pero no se había podido cumplimentarla por su estado físico; fue sometido a cirugía por un coágulo en la cabeza y tenía un hematoma en el ojo derecho.

De acuerdo con información de N+, Ashton fue trasladado al Reclusorio Oriente, donde permanecerá mientras se investiga su presunta culpabilidad en los delitos de homicidio calificado y tentativa de homicidio.

Perfil, ideología y señales ignoradas

Ashton era conocido por ser solitario y vestir con una sudadera negra, máscara de calavera y lentes oscuros. Sufría depresión desde 2024, agravada por una enfermedad renal. Sus redes sociales muestran afinidad con ideologías incel. Escribió frases como: “No pienso irme solo, voy a retribuir a todas esas malditas y todos lo van a ver en las noticias”.

Su madre alertó al 911 esa misma mañana sobre su conducta peligrosa. El caso ha generado alarma pública sobre salud mental, violencia juvenil y radicalización digital.

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