Una joven británica falleció tras inhalar óxido nitroso, conocido popularmente como el “gas de la risa”, una sustancia que produce euforia momentánea pero que puede tener efectos graves en el sistema nervioso y respiratorio. La víctima fue identificada como Amy Louise Leonard, de 20 años, residente en Bolton, Gran Manchester, quien murió el 2 de octubre, pocos días después de haber sido internada de urgencia.
Una práctica peligrosa convertida en adicción
Según medios locales, Amy acostumbraba inhalar óxido nitroso con frecuencia debido a la sensación de euforia que le generaba, lo que derivó en una adicción progresiva. El incidente ocurrió mientras se encontraba con un grupo de amigos; la joven comenzó a asfixiarse tras aspirar el gas desde un globo.
Fue trasladada en ambulancia hasta un hospital local, donde grabó un video desde el interior del vehículo advirtiendo a otros sobre los peligros de esta práctica.
“Es fácil pensar que es solo un subidón pasajero, pero los riesgos son muy reales y a menudo se subestiman”, expresó en lo que se convirtió en su último mensaje antes de fallecer.
Su mensaje final: una advertencia desde el hospital
Amy, quien trabajaba como maquillista profesional en Manchester, fue ingresada el 29 de septiembre tras sufrir una parálisis que le impedía caminar. Durante su estancia hospitalaria, publicó una última fotografía en Facebook, usando un nebulizador, junto con un mensaje en el que explicó los efectos del gas en el cuerpo humano:
“Solo quiero hablar sobre los globos y lo que le hacen al cuerpo. Pueden privar al cerebro de oxígeno, causar mareos, desmayos y accidentes, provocar daño nervioso a largo plazo con el uso repetido y sobrecargar gravemente el corazón y los pulmones”.
Óxido nitroso: el peligro invisible
El óxido nitroso es un gas utilizado con fines médicos y recreativos que, al inhalarse sin control, puede causar hipoxia cerebral, lesiones nerviosas e incluso la muerte por asfixia. Las autoridades sanitarias del Reino Unido han alertado sobre el aumento del consumo de este gas entre jóvenes, especialmente en reuniones o fiestas, donde se lo inhala desde globos.
El caso de Amy ha generado conmoción en redes sociales y reabrió el debate sobre la regulación del uso recreativo del óxido nitroso en el país.