Integrantes del Consejo Directivo del Colegio de Urbanistas de México (ECUM) recibieron en las instalaciones del Colegio a la diputada Miriam Saldaña, para dialogar sobre un proyecto de alto impacto para el futuro ambiental y urbano de la capital: el rescate integral de los ríos Becerra, Tacubaya y Magdalena.
El encuentro, encabezado por la Mtra. Nina Carolina Izábal Martínez, presidenta del ECUM, y por la propia legisladora, tuvo como eje la participación del Colegio en un programa de restauración ecológica e hídrica que busca devolverle vida al sistema de ríos urbanos de la Ciudad de México.
Este esfuerzo forma parte del Plan Integral de Recuperación de Ríos y Barrancas 2025–2030, impulsado por el Gobierno de la Ciudad de México, y se propone como una acción coordinada entre el poder legislativo, la academia y la sociedad civil.
Un proyecto con visión integral para la capital
La propuesta plantea recuperar los cauces naturales de los ríos, evitar que sus aguas terminen en el drenaje y reconectarlos con el Viaducto Río de la Piedad, devolviendo funcionalidad y equilibrio al sistema hídrico urbano.
Durante el encuentro, se destacó que este proyecto no se limita a la restauración ecológica, sino que busca reordenar asentamientos humanos en zonas de riesgo, limpiar cauces, ampliar vasos reguladores y crear espacios públicos más humanos, seguros y sostenibles.
Etapas del plan y participación ciudadana
- La primera se centrará en la limpieza de los cauces, la mitigación de riesgos y la creación de parques ribereños, que permitan el acceso ciudadano y fomenten la educación ambiental.
- La segunda abarcará el rescate de los vasos reguladores El Salado y Guelatao, ampliando su capacidad y promoviendo la cosecha de lluvia y la creación de humedales urbanos para reducir la sobreexplotación del acuífero del Cutzamala.
- La tercera fase buscará la recuperación integral del Río Magdalena, evitando que sus aguas se desvíen al drenaje y transformándolo en símbolo de restauración ecológica y orgullo ciudadano.
El objetivo es transitar hacia una “ciudad esponja”, capaz de retener el agua de lluvia, recargar acuíferos y prevenir inundaciones, bajo un enfoque de justicia socioambiental y participación vecinal.

