¿Son empleados o solo aprendices? En México, miles de jóvenes becarios viven en una zona gris laboral: trabajan como cualquier otro colaborador, cumplen horarios, entregan resultados y sostienen áreas completas dentro de las empresas, pero legalmente no existen.
Para la Ley Federal del Trabajo, su figura no está reconocida y, por lo tanto, no tienen derecho a vacaciones, aguinaldo, reparto de utilidades ni estabilidad; solo aspiran a ser inscritos en el IMSS, aceptar un apoyo económico y recibir ciertos beneficios que se negocian en privado con su empleador.
Economistas, abogados y especialistas consultados por Publimetro señalaron que la problemática de los becarios no es menor, ya que hasta 10% de los “colaboradores” de las empresas establecidas en México son becarios.
Explicaron que se trata de una fuerza laboral que opera bajo esquemas de “aprendizaje” o “prácticas profesionales”, sin protección legal ni certeza sobre sus derechos laborales; que —legalmente— están excluidos de reformas como la reducción de la jornada laboral a 40 horas o la llamada Ley Silla.
¿Cuántos becarios hay en México?
El especialista en Economía y Finanzas de la Escuela Bancaria y Comercial (EBC), Ramón Martínez, indicó que los becarios representan un promedio de 5% de la fuerza laboral de las empresas establecidas en México.
Aunque, en grandes corporaciones como Deloitte, Ernst & Young o PricewaterhouseCoopers, alcanzan hasta 10% de sus colaboradores y están inscritos en programas de talento especializado que les permiten ser contratados y ocupar puestos directivos con el paso de los años.
Indicó que los becarios no tienen un contrato laboral y su ingreso a las empresas se rige por convenios privados, fijados por las organizaciones y reglas no escritas; aunque las compañías deben asegurar que cuenten con algún tipo de seguridad social, como el Seguro de Salud para Estudiantes del IMSS.
El especialista de la EBC puntualizó que, bajo esta última premisa legal, el número de jóvenes que viven, se desarrollan y operan como becarios en México alcanza un promedio de un millón 128 mil 584 personas, equivalentes a 5% del personal de las compañías registrado en el IMSS.
Aunque, apuntó, la fuerza laboral real de los becarios equivale a los miles de jóvenes de 20 a 22 años que cursan los últimos semestres de una carrera universitaria o técnica, con los conocimientos básicos para ingresar a programas de desarrollo de talento en alguna empresa.
¿Cuánto cuesta un becario a las empresas?
Ramón Martínez destacó que los becarios apenas representan 40% del costo de un trabajador inscrito en la nómina, debido a que solo reciben un apoyo económico que —en ningún caso— equivale a un salario formal y, por lo tanto, no es objeto de las prestaciones laborales establecidas en la ley.
Refirió que, en tal contexto, las becarías son vistas como una forma eficiente de vincular a los jóvenes con los sectores industriales, con un bajo costo inicial, pero con el objetivo de formar nuevos cuadros de talento, seleccionar los mejores perfiles y renovar sus equipos operativos.
“Estos programas generan a las empresas un beneficio importante en materia de atracción de talento y a costos no tan altos, porque estás vinculando a personas con poca experiencia o que apenas inician su formación profesional.
“Pero el impulso más grande de estos programas, quienes más empujan la figura de los becarios, son las universidades, como un esquema eficiente de vinculación profesional de los estudiantes con las empresas, basado en el desarrollo de habilidades y la oportunidad de contratación”, apuntó.

¿Qué dice la ley sobre los becarios?
El abogado y especialista en Derecho Laboral Héctor Cuadra señaló —de forma categórica— que en la Ley Federal del Trabajo (LFT) no existe ninguna referencia, artículo o apartado dedicado a la figura de los becarios o los programas de becarías.
“No, la Ley Federal del Trabajo no regula los programas de becas o becarios… En ningún artículo de la ley laboral vigente se establece el concepto de becario”, subrayó el especialista.
Lo anterior implica que —en términos estrictamente jurídicos— los jóvenes que se unen a las empresas bajo dicha figura solo se rigen por convenios o programas que establecen las universidades, las empresas y los propios estudiantes.
Cabe destacar que la Ley del Seguro Social (LSS) no considera a los becarios como trabajadores sujetos a aseguramiento obligatorio, según un acuerdo del Consejo Técnico del IMSS vigente desde 1972, ya que la naturaleza de las becas es de apoyo educativo, no laboral.
¿La reforma de 40 horas aplica a los becarios?
Durante su conferencia matutina, la presidenta Claudia Sheinbaum explicó que el Gobierno federal buscará que la reforma laboral que reduce la jornada de trabajo de 48 a 40 horas semanales contemple a sectores como los médicos residentes, que son becarios y no cuentan con todos los derechos que ofrece la LFT.
Ante la pregunta sobre si la reforma de las 40 horas aplicaría a los estudiantes de medicina que trabajan guardias de 72 horas continuas en instituciones públicas y privadas, la presidenta señaló:
“En general, los internados o residencias son becas, no contrataciones. Es cierto que debe haber mejores condiciones, y lo está buscando la Secretaría de Salud; en su momento, vamos a procurar que así sea”.

¿Cómo operan las residencias médicas?
El doctor Eduardo Sánchez, médico forense, explicó que las residencias médicas operan bajo un esquema de guardias denominado “ABC”; es decir, “un día sí y dos no”.
Esto, precisó, lleva a los médicos a iniciar su jornada en el hospital a las ocho de la mañana, quedarse toda la tarde y toda la noche de guardia, y justo a las ocho de la mañana del día siguiente deben cubrir su turno normal, para salir hasta la tarde del segundo día.
“Eso ocurre en todos los hospitales públicos y privados. Entonces, más que 48 o 40 horas, los médicos estamos haciendo cerca de 90 horas semanales; y por esas jornadas no hay ningún estímulo económico extra.
“Ahora, si no estoy de acuerdo y no quiero, pues únicamente se rescinde la prestación que recibes por la educación (o beca). Yo puedo decir: ‘no quiero que me pongan guardias, no las quiero hacer’.
‘Es que ya dijo mi presidenta que únicamente 40 horas’. Ah, bueno, pues vas y buscas otro hospital entonces. En este no. Y esas son situaciones que, quizá, no decimos, pero aguantamos”, dijo el médico forense.




