La reciente captura de Martha Alicia Méndez Aguilar, conocida como “La Diabla”, ha revelado una de las redes criminales más perturbadoras vinculadas al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Su arresto, realizado el pasado 2 de septiembre en Ciudad Juárez, Chihuahua, fue resultado de una operación conjunta entre autoridades de México y Estados Unidos, apoyada por inteligencia del Centro Nacional de Contraterrorismo (NCTC).
¿Quién es “La Diabla” y de qué se le acusa?
De acuerdo con informes del NCTC, “La Diabla” encabezaba una red de tráfico de bebés y extracción ilegal de órganos, bajo la protección del CJNG. Su modus operandi consistía en atraer a mujeres embarazadas a zonas rurales con falsas promesas de apoyo médico, donde eran sometidas a cesáreas ilegales, asesinadas y despojadas de sus órganos.
Los recién nacidos eran posteriormente vendidos a parejas en Estados Unidos por hasta 250 mil pesos. Joe Kent, director del NCTC, calificó el caso como “uno de los ejemplos más extremos de cómo los cárteles diversifican sus ingresos mediante prácticas terroristas”.
Añadió: “Las vidas de mujeres y niños dependían de detener esta operación. Los cárteles están usando el terror como modelo económico”. El caso ha sido utilizado por Washington como ejemplo del nuevo enfoque antiterrorista aplicado al crimen organizado mexicano.
Nuevo frente en la cooperación México–EE. UU.
La detención fue coordinada a través del Homeland Security Task Force, una iniciativa impulsada por el gobierno de Donald Trump para combatir a los cárteles designados como Organizaciones Terroristas Extranjeras (FTO). En ella participaron el U.S. Marshals Service, el FBI y la Fiscalía Especializada en la Mujer de Chihuahua.
El caso de “La Diabla” simboliza un giro en la estrategia de seguridad regional: los cárteles mexicanos son ahora tratados como amenazas terroristas, lo que abre la puerta a una colaboración más estrecha —y también más polémica— entre ambos países en materia de inteligencia y operaciones en campo.

