El peso mexicano comenzó la jornada en 18.29 unidades por dólar, un movimiento que refleja calma en los mercados pese al ruido político, la desaceleración económica y las conversaciones en curso con Estados Unidos. La moneda sigue recibiendo impulso del apetito por activos emergentes y de una política monetaria que, por ahora, se mantiene en terreno restrictivo.
En el arranque del día, analistas coincidieron en que la divisa mexicana transita un periodo de “estabilidad con cautela”. La combinación de debilidad del dólar global, entrada de capital hacia deuda local y un Banco de México que aún no recorta agresivamente tasas ayuda a contener cualquier sobresalto. El foco del mercado comenzó a desplazarse hacia los próximos indicadores de actividad económica y hacia el clima político bilateral con Washington, que podría marcar el ritmo del tipo de cambio en las próximas semanas.
Contexto político: señales de calma interna y mensajes institucionales
El Analista de Mercados ATFX LATAM, Felipe Mendoza, indica que a nivel local, el ambiente luce relativamente controlado. La Generación Z mexicana tomó distancia de los actos vandálicos registrados antes de la marcha del 15 de noviembre, lo que fue interpretado como una señal de orden social y baja probabilidad de tensiones urbanas que afecten la percepción de riesgo.
En otro frente, la presidenta Claudia Sheinbaum reiteró su respaldo a la idea de unificar las elecciones de 2030 con la consulta de revocación. En los mercados, este mensaje se leyó más como un ajuste operativo que como un intento de modificar el tablero político, por lo que no generó volatilidad.
La parte más sensible del tablero económico sigue estando en la relación bilateral. Marcelo Ebrard, al frente del diálogo con el gobierno de Donald Trump, participa en las primeras revisiones al T-MEC.Estados Unidos insiste en endurecer reglas de origen y ajustar cláusulas de propiedad intelectual, aunque el tono se mantiene técnico y sin amenazas de ruptura inmediata. Aun así, los inversionistas mantienen la vista en sectores neurálgicos —automotriz, energético y agrícola— donde una presión adicional podría provocar episodios de debilidad en el peso.
Señales macroeconómicas: sigue la desaceleración
En materia económica, los datos recientes confirman que la actividad avanza con más fatiga de la esperada. La industria retrocedió por sexto mes consecutivo en septiembre, golpeada por la caída de la construcción (-7.9% anual) y un menor ritmo en manufactura y minería.Pese a ello, el mercado laboral resiste, aunque el repunte en el costo de la canasta básica en zonas urbanas (+4.3% en octubre) podría frenar el consumo en el cierre del año.
Otro elemento que inquieta a los analistas es el gasto público. Los apoyos federales a Pemex superaron en 179% lo autorizado para el tercer trimestre, una señal de que el gobierno mantiene como prioridad sostener a la petrolera aun cuando esto presione las finanzas públicas.A corto plazo, la medida da estabilidad operativa; en el mediano, refuerza dudas sobre la sostenibilidad fiscal, sobre todo si la inversión se mantiene débil.
¿Qué esperar del tipo de cambio?
El comportamiento esperado para el peso apunta a un movimiento lateral con ligera inclinación apreciativa, dentro de un rango de 18.24 a 18.38 por dólar.Un soporte cercano aparece en los 18.25, mientras que un rebote del dólar global o un tropiezo en la revisión del T-MEC podría llevar la cotización hacia 18.35–18.40.
La moneda mexicana arranca respaldada por fundamentos relativamente sólidos, aunque la debilidad industrial, el aumento en precios básicos y las tensiones fiscales limitan espacio para mayores ganancias.Si el diálogo comercial con Washington fluye y no escalan los roces diplomáticos, el tipo de cambio podría consolidarse alrededor de 18.25–18.30; de lo contrario, el mercado no descarta un regreso a la zona de 18.40.

