La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) lanzó una alerta sobre el uso excesivo de tecnología entre niños y adolescentes, un hábito que, según especialistas, está deteriorando su calidad de vida, su salud emocional y exponiéndolos a mayores riesgos en entornos violentos.
De acuerdo con María Elena Medina-Mora Icaza, coordinadora de la Unidad de Apoyo a la Salud Emocional y Psicológica de la UNAM, los adolescentes pasan hasta seis horas al día conectados a dispositivos, especialmente para videojuegos o entretenimiento, y no para actividades académicas. Esto ocurre principalmente en América Latina, donde el uso de tecnología sin supervisión es mayor que en regiones como Europa.
Medina-Mora advirtió que dedicar tantas horas a las pantallas implica sacrificar horas de sueño, comer con el celular en la mano y reducir la convivencia familiar, factores que afectan la salud mental y física de los jóvenes.

Videojuegos generan problemas conductuales
La especialista también señaló que la exposición a contextos violentos genera efectos profundos: bebés que presentan conductas inmaduras o miedo, niños con agresividad y bajo rendimiento escolar, y adolescentes con problemas conductuales, académicos e incluso delictivos, como robos.
Las cifras son contundentes: el 51% de quienes desarrollan un problema mental lo experimentaron por primera vez en la adolescencia o en la primera etapa de la adultez joven, pero este tipo de padecimientos no son considerados como enfermedades crónicas no transmisibles por el sistema de salud, lo que limita la asignación de recursos.
La edad crítica para la aparición de estos trastornos es alrededor de los 15 años, especialmente entre estudiantes de bachillerato. La mediana de inicio es a los 19 años en hombres y 20 en mujeres, lo que hace fundamental identificar señales tempranas, brindar herramientas y prevenir un deterioro mayor.
Un dato especialmente alarmante revelado en estudios internacionales es que 50% de los jóvenes que han pensado en quitarse la vida nunca se lo han contado a nadie, lo que evidencia la necesidad de programas permanentes de acompañamiento emocional. En la UNAM, aseguró la especialista, se trabaja para generar estrategias de prevención y atención para toda la comunidad.

Reducir el uso de la tecnología
La institución subrayó que los ambientes inseguros y violentos afectan de manera particular a niñas, niños y adolescentes. América Latina, recordó Medina-Mora, concentra los niveles más altos de violencia delictiva del mundo, impulsada en gran medida por el crimen organizado.
La organización Reinserta advirtió que los grupos criminales reclutan a menores desde edades cada vez más tempranas:
- 9 a 11 años: realizan funciones de vigilancia, mensajes o robos
- 12 años: transportan drogas
- 16 años: portan armas y participan en secuestros o asesinatos

Incluso, algunos adolescentes con habilidades específicas son convertidos en sicarios desde los 12 años, con una esperanza de vida extremadamente corta.
La UNAM insistió en la necesidad de crear entornos seguros, acompañar emocionalmente a los jóvenes y establecer medidas de prevención para reducir el impacto del uso problemático de tecnología y la creciente vulnerabilidad ante contextos violentos.

