El presidente Donald Trump abrió la puerta no solo a dejar expirar el T-MEC, sino a forzar una renegociación inmediata con México y Canadá para crear un nuevo pacto comercial ajustado a su agenda proteccionista, adelantándose al proceso de revisión previsto para 2026.
La declaración marca un giro relevante: más que romper el tratado, la Casa Blanca busca reconstruirlo bajo condiciones más estrictas, especialmente en materia automotriz, manufactura y reglas de origen, en línea con la estrategia de Trump de “repatriar” fábricas a Estados Unidos.
Durante una conferencia en el Despacho Oval, Trump afirmó que el tratado —vigente desde 2020— “vence en aproximadamente un año”, por lo que su gobierno está considerando permitir su expiración o impulsar un nuevo pacto con sus dos socios comerciales.
“México y Canadá se han aprovechado de la situación… No los culpo, teníamos gente estúpida al mando”, dijo en referencia a la administración anterior.
Riesgos para las cadenas de suministro
Aunque el T-MEC establece que su primera revisión formal ocurre en 2026, Trump adelantó el reloj político y envió la señal de que está dispuesto a reabrir la negociación antes de ese plazo.
La posibilidad de que el tratado expire o sea renegociado desde cero ha encendido alertas entre especialistas, quienes advierten que la sola amenaza introduce incertidumbre en las inversiones, particularmente en sectores integrados como el automotriz, agrícola y manufacturero.
El T-MEC incorporó reglas modernas sobre comercio digital, propiedad intelectual y estándares laborales y ambientales, además de estrictas normas de origen para vehículos, diseñadas para fortalecer la producción regional.
“Cualquier ruptura o renegociación precipitada del T-MEC interrumpiría cadenas de suministro que han tardado décadas en consolidarse”, señaló un centro de análisis consultado.
Impacto para México y Canadá
Para México, la amenaza de un nuevo tratado implica el riesgo de pérdida de certeza jurídica en exportaciones clave y en la captación de inversión extranjera vinculada al nearshoring.
En el caso de Canadá, la preocupación se centra en los sectores automotriz, energético y agrícola, profundamente integrados con el mercado estadounidense.
Hasta el momento, ninguno de los gobiernos de México y Canadá ha respondido formalmente a las declaraciones de Trump.