Cada año, miles de mexicanos y fieles católicos celebran el Día de la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre.
En esta fecha, decenas de peregrinos provenientes de distintos estados del país e incluso del extranjero llegan a la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México (CDMX) para rendir homenaje a “la morenita”. Pero, ¿por qué se conmemora este día y cuál es su origen?
La historia de la Virgen de Guadalupe
De acuerdo con la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, la primera manifestación de la Virgen de Guadalupe habría ocurrido en 1531 en el Cerro del Tepeyac, durante el Virreinato de la Nueva España.
A más de 480 años de ese suceso, este culto sigue siendo una de las expresiones religiosas más importantes del país, reflejo de la identidad, diversidad cultural y creatividad del pueblo mexicano.
Según la tradición, la Virgen se apareció al indígena Juan Diego Cuauhtlatoatzin, quien acudió con el entonces obispo de México, Fray Juan de Zumárraga, para mostrarle la imagen considerada milagrosa.
Como resultado de aquel acontecimiento se construyó el primer templo en el Tepeyac, lugar que desde tiempos prehispánicos ya era considerado sagrado por los pueblos nahuas, quienes veneraban en ese sitio a Tonantzin, la madre de los dioses.
La Guadaluana, memoria histórica del país
Este sincretismo entre creencias indígenas y cristianas dio origen a una devoción única. Con el tiempo, la Virgen de Guadalupe se integró a la tradición oral, la música, la pintura y la literatura, convirtiéndose en uno de los principales símbolos culturales de México.
Incluso, el nombre Guadalupe es hoy uno de los más comunes tanto en hombres como en mujeres.
Una tradición destacada es la de la Antorcha Guadalupana, símbolo del fuego mariano, donde peregrinos recorren distintos estados y países siguiendo antiguos caminos reales que alguna vez fueron rutas comerciales, independentistas y revolucionarias.
Así, las peregrinaciones no sólo son actos de fe, sino también recorridos por la memoria histórica del país. Además, el arte guadalupano ocupa un lugar especial, como la obra de Cristóbal de Villalpando del siglo XVII, actualmente exhibida en el Palacio de Bellas Artes.
La Virgen de Guadalupe sigue siendo, hoy más que nunca, un símbolo de identidad, fe y unión para millones de personas católicas.