Durante la conferencia matutina, conocida como la “mañanera del pueblo”, un momento inesperado captó la atención de todos, pues un extraño sonido interrumpió el discurso de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, generando sorpresa entre los asistentes en Palacio Nacional y entre miles de espectadores que seguían la transmisión en vivo. La pregunta inmediata que inundó redes sociales fue: ¿qué fue lo que se escuchó?
Mientras la mandataria expresaba su opinión sobre el galardón otorgado a la líder opositora venezolana, María Corina Machado, quien recibió el Premio Nobel de la Paz 2025, la presidenta reiteró su postura de neutralidad y respeto a los principios históricos de la política exterior mexicana. Sin embargo, en medio de su mensaje, una voz inesperada irrumpió en el salón.
¿Qué fue el misterioso sonido que interrumpió la mañanera?
Entre las palabras de Sheinbaum se filtró claramente un “ok, ok, ok”, lo que generó desconcierto y algunas miradas entre los presentes el jueves 11 de diciembre. La reacción de la presidenta no se hizo esperar: con un gesto de sorpresa que rápidamente se transformó en humor, comentó entre risas: “ya me dijeron que ok”, provocando carcajadas entre los reporteros.
El hecho se viralizó casi de inmediato; en redes comenzaron las especulaciones: ¿se trató de un micrófono abierto?, ¿un asistente dando instrucciones?, ¿o incluso un error técnico que hizo hablar a la infraestructura del Palacio Nacional? Aunque el momento se prestó para teorías curiosas, la explicación descartó cualquier misterio paranormal o audio filtrado.
La realidad es que el incidente fue producto de una simple falla de sonido en el sistema de audio del recinto, un error técnico que hizo que una señal interna se mezclara accidentalmente con el audio principal transmitido en vivo.
El suceso, aunque breve, se convirtió en uno de los momentos más comentados de la conferencia del jueves 11 de diciembre. Y es que, en un entorno político tan observado como la mañanera, hasta un “ok, ok, ok” puede convertirse en tendencia. Sin duda, un recordatorio de que incluso en el corazón de la vida pública nacional, la tecnología puede jugar bromas inesperadas.