La adopción de vehículos eléctricos (VE) en México avanza impulsada por un consumidor cada vez más consciente del impacto ambiental del transporte y de la urgencia de atender el cambio climático; sin embargo, la transición enfrenta retos estructurales, principalmente la falta de infraestructura de carga y de políticas públicas claras que aceleren el proceso.
De acuerdo con la Global EV Driver Survey 2025, elaborada por la Asociación Noruega de Vehículos Eléctricos y basada en más de 27 mil respuestas de usuarios en 30 países, México participa por primera vez en el estudio y destaca por su alto nivel de conciencia ambiental: 92% de los conductores considera que el cambio climático es un problema grave y coincide en que el país requiere medidas gubernamentales para incrementar la adopción de vehículos eléctricos.

Infraestructura de carga, el principal reto
El estudio revela que, a diferencia de otras regiones donde el mercado ha impulsado por sí solo la electromovilidad, en México los usuarios demandan incentivos fiscales, regulación clara y planeación estratégica. La principal barrera identificada no es la desinformación, sino la escasez de puntos de carga en carreteras y corredores de alta demanda.
“México debe aspirar a un crecimiento sólido de la electromovilidad y un gran habilitador es una red de carga rápida amplia, operativa y confiable”, señaló Eugenio Grandio, presidente de la Electro Movilidad Asociación (EMA), quien subrayó la necesidad de reconvertir gasolineras y desarrollar infraestructura en puntos estratégicos para consolidar el mercado.

Baterías y regulación otro reto pendiente
Otro reto detectado es la preocupación por la vida útil de las baterías, un tema que inquieta más a los usuarios mexicanos que al promedio global. Mientras 67% de los conductores a nivel mundial ya no considera este aspecto un problema, en México persiste la inquietud, lo que evidencia la necesidad de fortalecer la educación técnica, la información sobre mantenimiento y los esquemas de reciclaje y economía circular.
El estudio también coloca a México en una posición particular dentro del mercado global: los consumidores son menos propensos a rechazar marcas por razones políticas o geopolíticas, lo que abre la puerta a una mayor competencia e innovación tecnológica internacional.
Desde la perspectiva ambiental, el impacto de la adopción de VE es tangible. El 72% de los usuarios mexicanos afirmó que, de no tener un vehículo eléctrico, utilizaría uno a gasolina o diésel, lo que confirma que cada unidad eléctrica en circulación representa emisiones evitadas. Solo una minoría sustituiría sus traslados por transporte público o movilidad compartida.

Los resultados confirman que México cuenta con un consumidor dispuesto a avanzar hacia la movilidad limpia, pero advierten que sin inversión en infraestructura, certidumbre regulatoria y una estrategia ambiental integral, el potencial de los vehículos eléctricos podría estancarse, limitando su impacto en la reducción de emisiones y en la transición energética del país.

