La batalla por el espacio público en el corazón de la CDMX tiene un ganador: la tradición. Pese a la resistencia vecinal, las autoridades capitalinas confirmaron que la Romería de Santa Claus y los Reyes Magos no solo se queda a un costado del Monumento a la Revolución, sino que extiende su dominio hacia Avenida Hidalgo y la Alameda Central.
Lo que inició como un tenso debate entre el derecho al descanso y el derecho al trabajo, ha culminado con el despliegue de escenarios fotográficos y juegos mecánicos en dos de los puntos más emblemáticos de la capital.
Dos frentes, un mismo conflicto
Mientras en la colonia Tabacalera los residentes denuncian un “caos privilegiado”, en el Centro Histórico la instalación de puestos en Avenida Hidalgo ha generado sorpresa. Los vecinos centran sus quejas en tres ejes:
- Ruido extremo: Plantas de luz y bocinas operando hasta la madrugada.
- Movilidad colapsada: Bloqueos viales y cobros excesivos de “franeleros”.
- Impacto ambiental: Acumulación de basura y saturación de servicios.
El triunfo del comercio popular: “Mantenemos viva la ilusión y el trabajo honesto”
Para los comerciantes y los icónicos personajes navideños, esta resolución es un respiro económico vital. Argumentan que la feria es un patrimonio cultural vivo con más de 80 años de historia que protege el sustento de miles de familias frente al avance de la gentrificación. “Mantenemos viva la ilusión y el trabajo honesto”, señalan los líderes del gremio.
Un equilibrio bajo la lupa
Con la feria operando ahora en un corredor que conecta la Alameda Central y Avenida Hidalgo, con Revolución, el Gobierno de la CDMX prometió operativos de vigilancia y control de ruido. Sin embargo, el escepticismo persiste: ¿podrán las autoridades contener la magnitud de un evento que ahora abraza dos de las zonas más transitadas del país?
La romería ya es un hecho y la ciudad se prepara para recibir a miles de familias en busca de la clásica postal navideña, mientras los vecinos se preparan para otra temporada de resistencia.

