¡Si! El infierno laboral existe, muchos ya firmaron contrato… y decidieron no irse. En México, el miedo al cambio está ganando la batalla: 54% de los trabajadores prefiere sufrir su chamba actual antes que aceptar un nuevo empleo, aunque odie cada lunes como si fuera castigo divino.
El fenómeno tiene nombre y apellido: job hugging. Millones de personas se aferran a trabajos que no disfrutan, no los motivan y no los hacen crecer, pero que al menos “pagan seguro”. El razonamiento es brutalmente simple —y dolorosamente común—: más vale malo conocido que recibo de nómina en blanco.
La ironía es cruel. Mientras el miedo mantiene a la gente sentada en la misma silla incómoda, casi la mitad de los mexicanos reconoce que la insatisfacción laboral ya está matando su desempeño, productividad y calidad de trabajo diario. Es decir, no solo están infelices… también rinden peor. Un círculo vicioso digno de tragicomedia laboral.
¿Cuántos mexicanos sufren job hugging?
Una encuesta publicada por la firma de capital humano OCC reveló que 54 de cada 100 mexicanos (54%) reconocieron que sufren de los estragos del job hugging y “ha rechazado oportunidades laborales por miedo”.
Precisó que del grupo de afectados:
- 31% rechazo un nuevo empleo por la incertidumbre que conlleva el cambio.
- 18% por diversas razones.
- 5% por el estrés asociado al proceso de transición laboral.
Mientras que 46% señaló que el miedo no es impedimento para aceptar una oferta de empleo.
Insatisfacción mata la productividad
OCC reportó que, ante la pregunta sobre cómo la insatisfacción laboral afecta la productividad, la encuesta arrojó los siguientes resultados:
- 46% mencionó que disminuye la calidad del trabajo.
- 34% comentó que esa insatisfacción impacta en el cumplimiento de objetivos.
- 11% aseguró que genera ausentismo y retardos.
- 9% agregó que incrementa los errores en las tareas diarias.
Puntos para considerar
Frente a los resultados de la encuesta, OCC concluyó que:
- El job hugging puede limitar el desarrollo profesional y afectar los resultados de las empresas.
- Identificarlo a tiempo y abrir espacios para hablar de expectativas, bienestar y crecimiento permite que las decisiones laborales se tomen desde la convicción y no desde el miedo.

