El número de casos de cataratas oculares va en aumento en México, particularmente entre personas adultas mayores, debido al envejecimiento de la población, el incremento de enfermedades crónicas como la diabetes y la exposición prolongada al sol sin protección, advirtió la especialista de la Georgina Soto Cruz, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM.
La responsable de la Clínica de Optometría de la Escuela Nacional de Estudios Superiores León explicó que las cataratas se producen cuando el cristalino del ojo pierde transparencia por alteraciones en sus proteínas, lo que provoca visión borrosa, dificultad para ver de noche, necesidad de mayor iluminación y cambios en la percepción de los colores.
La especialista alertó que en personas con diabetes mellitus este deterioro ocurre de forma acelerada, por lo que pueden desarrollar cataratas desde edades tempranas, incluso antes de los 45 años, si no existe un control adecuado de la glucosa.
Cataratas, principal causa de ceguera en México
De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las cataratas continúan siendo la principal causa de ceguera en el mundo y afectan a 94 millones de personas. En México, representan 34% de los casos de ceguera, impactando a alrededor de 760 mil personas, con 47 mil 600 nuevos diagnósticos cada año.
Un estudio publicado en marzo de 2024 en la revista Nature señala que entre 1990 y 2020 el número de personas con ceguera o discapacidad visual moderada y severa por cataratas aumentó 29.7%, impulsado principalmente por el crecimiento y envejecimiento de la población, pese a los avances en tratamientos.
Factores de riesgo y prevención de cataratas
Soto Cruz subrayó que, aunque las cataratas son reversibles mediante cirugía, la prevención sigue siendo clave. Entre los factores de riesgo adicionales mencionó la exposición a rayos ultravioleta sin protección, cirugías oculares previas, traumatismos, radioterapia en la parte superior del cuerpo, el uso prolongado de corticoesteroides y el tabaquismo.
La especialista recomendó revisiones oftalmológicas periódicas, el control estricto de enfermedades crónicas y el uso de gorra y lentes con protección UV para reducir el riesgo de desarrollar esta afección que, de no atenderse, puede derivar en pérdida severa de la visión.