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Familias con propósito, el esquema que la gente no abandona en el primer mes

La lista de propósitos de año nuevo que la mayoría abandona en la primera semana o que a lo mucho apenas llega a febrero, podría ser sustituida por este esquema de bienestar compartido

Fiesta de Año Nuevo.
Fiesta de Año Nuevo. Especialistas plantean el esquema Familias con propósito para establecer metas comunes. (Especial Google AI)

Libretas, notas en el celular, promesas y conversaciones sobre propósitos individuales que, con frecuencia, no sobreviven más allá del primer trimestre, es una escena habitual al llegar el cierre de año en millones de hogares mexicanos —bueno, de todo el mundo—.

Comer mejor, reducir el uso del celular, mejorar las calificaciones, ahorrar o pasar más tiempo en familia aparecen como metas bien intencionadas, pero aisladas, por lo que especialistas en bienestar familiar y educación socioemocional proponen un nuevo esquema: las metas construidas en familia, las cuales consideran que tienen mayor impacto, duración y sentido.

De esta reflexión surge el concepto de Familias con Propósito, un enfoque planteado por especialistas de Prepa Tecmilenio que propone transformar los deseos de fin de año en metas familiares concretas, alineadas a valores compartidos y sostenidas a lo largo del tiempo mediante el diálogo, el acompañamiento y la corresponsabilidad.

¿Qué son las Familias con Propósito?

Las Familias con Propósito, refieren los investigadores, son aquellas que deciden construir sus metas no de manera individual y aislada, sino como un proyecto común.


En lugar de preguntarse únicamente “¿qué quiero lograr este año?”, la conversación se amplía hacia una pregunta más profunda: “¿qué valores queremos fortalecer juntos como familia?”.

Este cambio de perspectiva permite que los objetivos personales —académicos, emocionales, de salud o de convivencia— se conecten con un marco compartido de valores como el respeto, la empatía, la disciplina, el acompañamiento o la responsabilidad.

De este modo, los propósitos dejan de ser listas efímeras y se convierten en compromisos que se sostienen en el tiempo.

Esto porque diversos estudios en bienestar familiar y educación socioemocional muestran que las familias que conversan abiertamente sobre emociones, expectativas y prioridades desarrollan vínculos más sólidos y una mayor capacidad de adaptación, especialmente durante la adolescencia.

Cuando madres, padres y adolescentes participan en la construcción de metas, se reduce el conflicto, se fortalece la comunicación y se genera un acompañamiento real en etapas críticas del desarrollo.

Un adolescente que busca mejorar su desempeño académico enfrenta menos presión cuando su familia adopta hábitos que favorecen la organización y el apoyo cotidiano.

De la misma forma, un adulto que desea priorizar su bienestar emocional encuentra mayor consistencia cuando ese objetivo se valida y se respalda desde el entorno familiar.

La clave no está en sumar más objetivos, sino en alinearlos a valores compartidos, lo que da coherencia a las acciones diarias y sentido a los esfuerzos individuales.

Bienestar familiar

Las investigaciones en educación socioemocional coinciden en que los espacios de diálogo estructurado fortalecen habilidades clave como la autoconciencia, la regulación emocional y la toma de decisiones responsables en los jóvenes.

Hablar de metas en familia no solo orienta el rumbo del año; también establece un modelo saludable de comunicación que impacta la convivencia diaria.

Este tipo de diálogo resulta especialmente valioso en contextos de alta exigencia digital y emocional, donde la vida familiar suele fragmentarse entre pantallas, horarios y presiones externas.

Tener un espacio donde las emociones se escuchan y las metas se construyen en conjunto se convierte en un punto de estabilidad y confianza.

Mapa de propósitos

Una de las dinámicas más accesibles para iniciar el camino hacia las Familias con Propósito es la elaboración de un mapa de propósitos.

Esta herramienta consiste en colocar al centro los valores que la familia desea priorizar durante el año y, alrededor, los objetivos de cada integrante vinculados con esos valores.

Para elaborarlo se requiere visualizar coincidencias entre los objetivos individuales, detectar expectativas poco realistas, generar acuerdos claros y alcanzables y dar seguimiento sin rigidez.

Más que un documento estático, el mapa de propósitos funciona como una guía viva que se revisa y ajusta conforme avanza el año.

Pero ojo, adoptar el esquema de Familias con Propósito no implica reuniones largas ni dinámicas complejas, un encuentro mensual o bimestral de pocos minutos puede ser suficiente para revisar avances, reconocer esfuerzos y ajustar expectativas.

La clave, enfatizan los especialistas, está en mantener los propósitos presentes, no como una lista de verificación, sino como una conversación permanente.

Este acompañamiento continuo refuerza la idea de que las metas no se viven en soledad, sino dentro de una red de apoyo que escucha, comprende y acompaña.

Así, el enfoque de Familias con Propósito conecta con una discusión social cada vez más relevante en México: la importancia de la salud emocional, la crianza consciente, la educación integral y el fortalecimiento de la convivencia familiar en tiempos de alta presión emocional y digital.

Abismael Reséndiz, director nacional de Prepa Tecmilenio, subraya que los propósitos “cobran verdadero sentido cuando se construyen en familia y se basan en valores compartidos”, una visión que coloca a la convivencia y al bienestar emocional en el centro del desarrollo adolescente y familiar.

Cómo adoptar el modelo

De cara a 2026, adoptar este esquema puede iniciar con pasos sencillos y accesibles:

  • Elegir un momento de conversación familiar, sin distracciones, para hablar de emociones, expectativas y deseos para el año.
  • Definir de dos a cuatro valores centrales que la familia quiera fortalecer.
  • Construir un mapa de propósitos, conectando los objetivos individuales con esos valores.
  • Acordar encuentros breves de seguimiento, sin juicios ni presiones.
  • Celebrar avances y ajustar metas, entendiendo que el proceso es tan importante como el resultado.

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