El asesinato del empresario Alberto Prieto Valencia, ocurrido el lunes 29 de diciembre en los límites de Guadalajara y Zapopan, abrió una nueva línea de investigación sobre una presunta red de rifas colombianas, un esquema ilegal que autoridades estatales vinculan con extorsión, fraude y violencia en el Mercado de Abastos.
El ataque armado, en el que al menos 30 hombres habrían participado, dejó como saldo la muerte de Prieto, su hija de 16 años y uno de sus escoltas, lo que encendió las alertas por el nivel de organización y fuerza empleada en la agresión.
Rifas colombianas: el fraude que opera bajo amenazas
De acuerdo con autoridades de Jalisco, las llamadas rifas colombianas no son sorteos legales, sino mecanismos de cobro forzado que operan principalmente en zonas comerciales de alto flujo económico, como el Mercado de Abastos de Guadalajara.
En este esquema, grupos criminales obligan a comerciantes y locatarios a comprar boletos para supuestos sorteos de autos, dinero en efectivo o aparatos electrónicos. Sin embargo, los premios no se entregan o quedan en manos de los propios organizadores, mientras que la participación no es voluntaria, sino producto de amenazas y presión constante.
Este modelo ha sido identificado por autoridades como una forma de extorsión disfrazada, similar al cobro de piso, pero presentada como una rifa aparentemente inofensiva.
La violencia como método de control
El secretario general de Gobierno de Jalisco, Salvador Zamora, confirmó que una de las principales líneas de investigación del homicidio de Alberto Prieto está relacionada con estos sorteos ilegales, que desde 2021 habrían sido replicados en México tras operar en Colombia bajo esquemas similares de fraude y coerción.
Investigaciones periodísticas señalan que quienes se niegan a participar o dejan de pagar pueden ser amenazados, agredidos o atacados, lo que ha generado un clima de miedo entre comerciantes, especialmente en el Mercado de Abastos, considerado uno de los centros de distribución más importantes del país.
Las autoridades no descartan que estas rifas también funcionen como mecanismos para mover dinero en efectivo y financiar otras actividades ilícitas, lo que incrementa el riesgo de violencia cuando existen disputas internas o resistencia de las víctimas.
Llamado a no participar y denunciar
Ante este panorama, autoridades estatales han exhortado a la población a no participar en rifas no reguladas, ya que además de perder dinero, las personas pueden quedar atrapadas en ciclos de extorsión y amenazas constantes.
El caso de Alberto Prieto puso en evidencia que este tipo de prácticas no solo afectan la economía de los comerciantes, sino que pueden escalar hasta hechos de extrema violencia, como el ocurrido en Zapopan, que hoy mantiene bajo investigación a una presunta red criminal operando en Guadalajara.