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Cocula, el municipio manipulado por Ejército… y el narco

En este lugar donde presuntamente calcinaron a los 43 normalistas de Ayotzinapa, militares y criminales imponían a incondicionales como mandos policiales

En los últimos años, las autoridades de Cocula han sido manipuladas por el grupo criminal Guerreros Unidos para imponer funcionarios en puestos claves de seguridad pública en busca de facilitar sus actividades delictivas, y también por miembros del Ejército, a través de recomendaciones para incorporar a ex militares en la policía municipal con el objetivo de mejorar la coordinación en el combate al narcotráfico en esa región de Guerrero.

Ejemplo de lo anterior son los policías municipales que participaron en el ataque y la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa el 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014 en Iguala, incluso durante esa noche las patrullas de esta corporación fueron utilizadas para trasladar a los normalistas y entregarlos a Guerreros Unidos, de acuerdo con la Procuraduría General de la República (PGR).

Además, algunos policías de Cocula detenidos por el Caso Ayotzinapa tienen pasado en las fuerzas armadas.

La reciente detención del alcalde de Cocula, Eric Ulises Ramírez, en compañía de Adán Casarrubias Salgado, uno de los presuntos líderes de Guerreros Unidos, evidenció una vez más la cercanía de las autoridades locales con este grupo criminal.

Cocula es un municipio estratégico para el cultivo de enervantes y su distribución en la zona de Tierra Caliente, por lo que cooptar a las autoridades resulta un asunto obligado para los grupos delictivos.

Y su basurero es señalado por la PGR como el lugar donde presuntamente fueron asesinados e incinerados los normalistas de Ayotzinapa.

La pelea

Desde el nombre, Cocula tiene implícita la discordia. Deriva del vocablo náhuatl cocolian, que en español significa “lugar de las discordias o riñas”.

El municipio se ubica a 113 kilómetros de Chilpancingo, y a 13 kilómetros de Iguala.

Colinda al norte con Teloloapan e Iguala, al este con Tepecuacuilco, al sur con Eduardo Neri y al este con Cuetzala del Progreso.

Por su vocación minera -principalmente de oro- y las condiciones climáticas ideales para el cultivo de mariguana y amapola, Cocula se convirtió en el fuente de ingresos ideal para los grupos delictivos.

En los últimos años, el municipio padeció los enfrentamientos entre La Familia Michoacán y los Guerreros Unidos que se disputaban la extorsión y el tráfico de drogas en la región.

La Familia Michoacana tenía presencia en Cocula e imponía su ley a punta de balazos.

En la comunidad de Nuevo Balsas se instaló la empresa minera canadiense Media Luna, pero un grupo de trabajadores fue “levantado” por un comando de la delincuencia organizada en febrero de 2015.

La minera canadiense pagaba un millón de pesos al mes al jefe de plaza de La Familia Michoacana, Uriel Vences Delgado, ‘La Burra’ o ‘El 50’, para que se permitiera a los trabajadores y vehículos el libre tránsito en Cocula.

Ante esta problemática, en este municipio se formó una célula de Guerreros Unidos para extirpar a La Familia Michoacana. Lo hizo con apoyo de las autoridades locales, a las cuales compró o bien alineaba a la fuerza.

De hecho, una parte de la policía de Cocula se erigió como el brazo de los Guerreros Unidos para enfrenar a La Familia Michoacana.

Lee la historia completa en La Silla Rota

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