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Con cigarros, construyen Zetas otro imperio

De acuerdo a testimoniales a los que tuvo acceso El Big Data Mx, esta banda criminal ya domina el mercado del tabaco de contrabando, lo cual le da una jugosa ganancia

Los camioneros de Philip Morris y British American Tobacco ––las dos empresas de cigarrillos legales más importantes del país–– saben que su labor representa un grave riesgo no sólo para la sociedad, sino para el crimen organizado.

Esto debido a que la organización criminal conocida como los Zetas se ha convertido en su principal competidor y, por ende, en las carreteras de Veracruz se exponen a ser detenidos y despojados de su carga.

De acuerdo con el especialista en temas de seguridad y drogas, Alejandro Hope, este grupo delictivo ya controla la venta de tabaco “de ganga” en diversas entidades del país, incluyendo Veracruz.

El producto ––cuenta en una entrevista con El Big Data Mx–– lo traen de contrabando de países como China, Paraguay y Ucrania; y por ello buscan apoderarse del mercado a través de robos y amenazas.

Los Zetas son una de las organizaciones más violentas del país, que surgieron en la década de los noventa –como un brazo armado del cártel del Golfo– y que actualmente se dedican al tráfico de droga, extorsiones y secuestros.

Sin embargo, la lucha de poder con el Gobierno federal ha provocado que los Zetas busquen nuevas formas de obtener dinero; entre ellas destaca su incursión en la venta ilegal de cigarrillos.

Si bien el Gobierno mexicano no reconoce formalmente a los Zetas como un grupo delictivo dedicado a la introducción de cigarrillos ilegales al país, eso no significa que no estén en el negocio.

La primera vez que se mencionó la participación de esta organización criminal en el contrabando de cajetillas fue casi por accidente.

A un empleado de British American Tobacco se le escapó divulgar –durante una conferencia celebrada en Panamá, en 2012– parte de una investigación privada en la que se develó cómo es que los Zetas empezaron a involucrarse con tabacaleras.
Entre ellas paraguayas, chinas e indias, las cuales les llevan el producto (cajetillas) a la Zona Libre de Colón en Panamá para embarcarlo hacia México y otros países sudamericanos.

No existe un estudio de a cuánto ascienden las ganancias de los Zetas por contrabandear tabaco para su consumo en nuestro país y Sudamérica, pues el Gobierno mexicano no considera a este grupo como una amenaza en la materia.

No obstante, para Alejandro Hope, en México, el mercado ilegal de tabaco ya es más grande que el de marihuana. En Veracruz, la influencia de esta banda va en aumento.

Es por eso que los Zetas no son el único grupo delictivo que comercia con dicho producto, y en consecuencia las autoridades prefieren subestimar su participación en ese negocio irregular.

Para darnos una dimensión de lo jugoso del negocio, una cajetilla de cigarros que ingresa de manera ilegal al país cuesta un promedio de cinco a 10 pesos; 70% menos que cualquier otra.

Pero… ¿por qué debe de ocuparnos a los ciudadanos la entrada de tabaco ilegal si a las únicas a las que parece afectarles son a las tabacaleras legales?

Enumeramos tres razones básicas, aunque cabe la posibilidad de que sean muchas más:

1. Porque la comercialización de estos productos deja ganancias a grupos delincuenciales mexicanos, lo que los hace más fuertes para corromper a autoridades y cometer otros ilícitos propios de su naturaleza.

2. Porque son los menores de edad y los más pobres del país a los que más afecta en términos de salud.

3. Porque son millonarias las pérdidas económicas que trae al fisco el número incalculable de cajetillas que ingresan sin pagar impuestos, y que, obvio, no contribuyen a abatir los efectos del tabaquismo entre la población.

Las joyas de la industria ilegal

En respuesta a la solicitud de acceso a la información 1215100261415, la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) informa que de 2012 a abril de 2015 ha decomisado 174 millones 106 mil 62 cigarrillos en 14 entidades diferentes:

Éstas son: DF, Jalisco, Quintana Roo, Coahuila, Colima, Chihuahua, Chiapas, Durango, Estado de México, San Luis Potosí, Puebla, Sinaloa, Sonora y Guerrero.

Es Quintana Roo en donde, en los últimos cuatro años, se han asegurado más: un total de 80 millones 63 mil 376 piezas. Con ello podría asumirse que dicha entidad es el lugar en que más se comercia el producto.

Le sigue Colima con el decomiso de 80 millones seis mil 787, luego el DF con tres millones 32 mil 580. Claro que, en estos momentos, cantidades todavía incalculables están circulando en las calles.

En lo que respecta a la Ciudad de México, el tabaco ilegal se vende en estaciones del Metro, tianguis y puestos ambulantes que exhiben cajetillas con nombres de más de 244 marcas diferentes, según el último conteo de la Cofepris.

Las estimaciones indican que cada cajetilla ilegal cuesta lo mismo que un cigarrillo suelto de Marlboro o Camel, es decir, que por el precio de un cigarro legal, un consumidor puede fumarse ¡20 tabacos ilegales!

La calle de González Ortega ––en el barrio de Tepito–– es donde más se venden paquetes de contrabando, lo cual fue constatado por esta casa editorial en un recorrido. Ahí hay más de 30 puestos que ofertan tabaco de Paraguay, China, Belice y Vietnam.

El problema es tan severo que la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo en Pequeño de la Ciudad de México no descarta que algunos negocios formales se hayan incorporado a la venta de cigarrillos ilegales, ya que dejan más ganancias.

Pobres, las víctimas del contrabando

Manuel Mondragón y Kalb, titular de la Comisión Nacional Contra las Adicciones, indica que el tabaco ilegal incrementó el consumo en niños y adolescentes debido a su bajísimo costo en comparación con las marcas legales.

Otro sector susceptible al tabaco ilícito y barato es la población de escasos recursos de todas las edades.

En la Radiografía del Tabaquismo en México, elaborada por el Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS), se indica que en el país los individuos más pobres no sólo tienden a fumar más.

Además, son los que sufren, con mayor fuerza, los efectos del tabaquismo dado que tienen menor acceso a los servicios de salud y menores posibilidades de adquirir medicamentos.

A esto se suma que el tabaco ilegal, debido a sus componentes, incrementa la velocidad y agudeza con la que aparecen los síntomas del tabaquismo, tal como lo advierte Fernando Becerril, asesor de la Comisión Nacional Contra las Adicciones (Conadic).

“Los cigarros ilegales constituyen un riesgo para la salud de la población, ya que pueden tratarse de productos falsificados, adulterados o, incluso, elaborados con ingredientes desconocidos”.

“Eso eleva la posibilidad de contener compuestos químicos potencialmente tóxicos y distintos a la planta del tabaco, por lo que no se puede establecer el comportamiento de dichas sustancias en el organismo”, indica la Cofepris.

La misma instancia informa que han detectado que los cigarrillos de contrabando contienen poco tabaco y mucha arcilla, madera, plomo, arsénico y otros materiales más que deterioran la salud.

–¿Quién te compra estos cigarros?– Le pregunto a Alberto, un robusto vendedor de cajetillas de contrabando que se coloca a las afueras del Metro Juárez, quien, por cierto, accede a darnos una entrevista a cambio de 100 pesos.

Me mira como si la respuesta a ese cuestionamiento fuera muy obvia, y contesta que “por supuesto” la gente de menos dinero y personas de la tercera edad con pinta de “jodidos”.

–Primero observan desconfiados el producto; a algunos les dan curiosidad las marcas, se les quedan mirando, les dan risa los nombres, pero una vez que conocen el precio (siete y 10 pesos) se las llevan.

Alberto dice que toda la mercancía viene de Tepito, que sólo eso sabe.

El boquete fiscal

El especialista Alejandro Hope ha hecho cálculos de cuánto pierde la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) al no recaudar dinero por el ingreso del tabaco de contrabando, con cifras oficiales y no oficiales sobre la problemática.

Expone que por cada cajetilla (15 gramos) de cigarro ilegal, el Gobierno mexicano pierde 27 pesos (cantidad recaudada por cajetilla legal de 34 pesos); de esta forma, por cada kilo deja de percibir mil 700; por cada tonelada, un millón 700 mil; y por un contenedor de tabaco ilícito pierde 34 millones de pesos.

Ahora resulta posible dimensionar cuán rentable es este negocio para el crimen organizado.

El 3 de noviembre de 2015, el jefe del Sistema de Administración Tributaria (SAT), Aristóteles Núñez, reconoció que todo el tabaco de contrabando ingresa por tres “porosas” aduanas: Chetumal, Tampico y Veracruz.

El combate a medias

Uno de los argumentos más comunes de los que apoyan la legalización de la marihuana en México es que una vez que dicho estupefaciente sea lícito se dejará de usar a las fuerzas armadas de la nación para evitar este contrabando, lo cual es falso.

La prueba de ello es que en la actualidad, la Marina y la Sedena combaten el tráfico de tabaco, sustancia que es legal.

Hope dice que Gran Bretaña es un ejemplo de combate eficiente al cigarro de contrabando a través del uso de las fuerzas armadas, endurecimiento de sus controles aduaneros, procesamiento de los grupos criminales e intervención de comunicaciones, empleadas para la lucha contra las drogas ilegales.

De esta forma, los británicos tienen la posibilidad de incrementar los impuestos al tabaco lícito sin temor a que el consumo se vaya al mercado ilegal. En México, por el momento, no existen condiciones para hacer lo mismo.

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